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Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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LA SEÑORA MINISTRA de la Sanidad española y de sus pedanías declara que la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de la vida del nuevo inmigrante, es la que más garantía proporciona, no solamente a las madres, sino también y sobre todo, a los niños, los cuales, naturalmente, dada su corta edad y sus todavía no claros conocimientos en la materia, lo ignoran, los infelices. Por otra parte o por la misma, el Ministerio de Sanidad y Consumo, se ha marcado como objetivo fundamental fomentar la lactancia materna, o sea la teta. Hasta tal punto esta información ha transcendido que las mujeres trabajadoras con hijos en edad de chupar han relegado el uso del chupete, que dicen que abandonan en manos o en boca de los políticos, para inscribirse en la Asociación Benéfica de la lactancia directa. En Granada, que es tierra de poesía, música y madres opulentas y responsables, convencidas de que efectivamente donde está una teta que se quite todo engaño que obligue a los niños a alimentarse de aire engañoso, han tomado el acuerdo unánime de todas las señoras madres, de echarse a la calle, como los navieros en huelga, para dar de mamar a sus niños a plena luz, sin trampa ni cartón, sin embelecos industrializados ni invenciones yanquis. El acto de las madres granadinas constituye de hecho y de derecho una verdadera revolución: Como no están convencidas de que la Coca-Cola, por ejemplo, sea lo más indicado para criar hijos sanos, robustos y aptos para la guerra, rompen toda influencia, acuerdo o pacto y mantienen a sus retoños a base de teta. Si se me ocurre citar la Cola Cola norteamericana en esta apelación por la implantación de la teta en el alimento de los niños, no es como pudiera suponerse una invención más o menos ingeniosa y también más o menos intencionada. Es que en una de mis excursiones por el ancho mundo, me encontré ante una de las fabulosas pirámides que la cultura azteca dejó para nuestra admiración, con el espectáculo de unas delicadas indiecitas que soportaban sobre sus espaldas, sujetos en el rebozo ilustrado a un niño, con cara naturalmente de indio original, chupando de un botellín de Coca Cola, como biberón. Y no sé por qué me sugirió la escena el recuerdo de las madres españolas de verdad, las madres de la teta benéfica, que además de servir para la manutención de la tierna criatura, se utilizaba entre la gente de escasos posibles para el dolor de oídos. Y en lugares de muy difícil asistencia sanitaria, cuando al vecino le acometía el tremendo dolor de oídos, corría a solicitar asistencia a la recién parida, la cual depositaba sobre la cuenca dolorida del oído doliente, unas gotas de leche cálida. Y milagrosamente el enfermo se recuperaba. Y es que como la teta no existe remedio más eficaz para los males . Confieso que acaso, tal vez, quién sabe mi atención ha sido misteriosamente desviada de problemas mucho más interesantes, como ejemplo, es otro decir, el estado del Real Madrid en el pleito de la Liga o la dedicación de ese montón de millones rescatados del presupuesto de la Excelentísima Diputación, para el arreglo de caminos, canales y puertos. Lo siento, pero no puedo evitar la admiración que me causan las madres que tienen hijos.

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