Diario de León

Creado:

Actualizado:

En:

ESE MONTE es un privilegio junto a una ciudad modorra y maciza, puro roble tozo o arbolado entreverado de encinas (había dos que se abrazaban y de lejos nos parecían la silueta de un gigantesco dromedario en todo lo alto, andando sin andar). Ese monte es un pulmón. Su tupido tapete forestal vomita oxígeno hacia una ciudad que lo emponzoña. Monte conejero y de arrendajos. Es una colección viviente de unas cien especies de aves estacionales o avecindadas, tejones, garduñas, algún lobo que incursiona desde el Rabizo, raposos, reptiles, ardillas y una incontable colonia de insectos que le son propios. Ese monte, ese bendito monte, monte de escarceos e incursiones infantiles, monte guapo, oiga usted... Ese monte es un bosque de recuerdos y allí tengo escritas tardes de pilón junquero, tirador contra pardales y liga de atrapar jilgueros o lúganos cuando la nieve los arrima a esta querencia... Ese monte... Pero en su horizonte se ve una casita, otra casita, cuatro más allá, cinco chalets pareados, otros cinco adosados, diez más amontonados, dieciocho pisfostios semiresindenciales, una casita, una casita, cuatro casitas, otras cuatro,, veinte burradas residenciales del todo, dos pasos más allá otra casita, una casita, otra casita, una casona, un caseto pedorro, una rotonda, un vial piojero, una casita, tres hiladas de nuevos chalets adobados, una casita, siete chalets sin adobar, dieciocho empanados, treinta y siete emparedados... ¡y mira allí!... otros cien chaltes también acosados, muy acosados, y otros veinte en tangente, y otra casita, una casita más, más casitas, cientos de casitas, un jardinete pirulero, otra casita, otra casita, otra casita, otra casita, otra casita, más casitas, muchísimas más casitas, qué guapas de rosita pintadas, otra casita, dos casitas, tres casitas, cuatro chalets de alarde pendonero, fíjate, y otros cinco más al norte, qué bonito, otra serie de acosados, y van cincuenta, y no acaba, por allí asoman otros nueve con parcelina delante no más grande que un tiesto, y otra casita, más casitas, oh, que linda la urbanización, otra casita, más chalets, parcelas vacías con tapia delante y especulación encima, otra casita, otra casita... A ese monte nuestro, de San Isidro se llama, le van a construir setecientas bofetadas, y quedará como este artículo, oculto y acosado, ruin con peste.

tracking