Satisfacción por la declaración de Babia como Reserva de la Biosfera

En su última reunión, celebrada en Paris, el programa de la UNESCO «El Hombre y la Biosfera», ha incorporado ha declarado diecinueve Reservas de la Biosfera pertenecientes a más de una docena de países entre los que se encuentran Alemania, Argelia, Canadá, China, Rusia o Vietnam, lo que supone que la red alcance 459 espacios naturales, que ocupan cerca de 3 millones de kilómetros cuadrados, repartidos por un centenar de países. Si el año pasado fueron el Parque Nacional de Picos de Europa y el Valle de Laciana, ambos en León, quienes entraron a formar parte de las Reservas de la Biosfera, en esta ocasión se ha incluido la comarca de Babia, también en León, lo que eleva a 27 las existentes en España. Según se indicó desde la Unesco, esta reserva se une a las ya declaradas de Picos, Laciana, Redes, Fuentes del Narcea, Ibias y Somiedo, todas ellas en la Cordillera Cantábrica, existiendo la posibilidad de que se unan en el futuro en una única reserva con el fin de impulsar la conservación de la biodiversidad y de los recursos biológicos con el desarrollo sostenible y en el que deben involucrarse las poblaciones del interior. La comarca de Babia, caracterizada por la pureza de sus ríos y la calidad de sus bosques y ganadería, principal fuente de riqueza, cuenta con una rica biodiversidad destacando varias especies endémicas de flora y unas formaciones vegetales de pastizales y prados considerados como los mejores del sur de la Cordillera Cantábrica, sin olvidar los sabinares de Luna o los abedulares de Abelgas. Además, es una importante reserva para especies de fauna en peligro de extinción tan emblemáticas como el oso pardo o el urogallo que cuentan con planes de conservación para sus mermadas poblaciones. Con la declaración como Reserva de la Biosfera, se alcanza el máximo prestigio y el techo del reconocimiento internacional y, en los casi treinta pueblos que conforman este paraje de ensueño (que invita, evidentemente, a estar en Babia), se podrá potenciar, sin restricciones, el desarrollo sostenible en un enclave en el que se compatibiliza la conservación del entorno y el aprovechamiento tradicional de los recursos.