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Se calcula que, desde la década de 1980, han podido desaparecer más de 122 especies

La tercera parte de los anfibios se encuentra en peligro de extinción

Enfermedades, mala calidad del agua y contaminación, principales amenazas

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T. Fernández - león
León

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Un equipo de más de 500 investigadores de todo el planeta, dirigidos por Simon Stuart, director de la Unidad de Evaluación de la Biodiversidad de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) ha elaborado la «Evaluación Mundial de Anfibios», cuyos resultados aparecen publicados en la revista Science. Tras estudiar durante tres años la distribución y estado de conservación de las 5.743 especies conocidas, los científicos concluyen que 1.856 (el 32%) están en declive global, lo que significa que 427 de ellas están en «peligro crítico», 761 «en peligro» y 668 en la categoría de «vulnerable» según la clasificación de la Lista Roja de UICN. Además, el 43% de las especies están en regresión, el 27% estable y menos del 1% en crecimiento. Al menos nueve especies se han extinguido desde 1980 y otras 113 no han sido localizadas en estado salvaje durante los últimos años, con lo que podrían elevarse a 122 el número de extintas. Del resto de las especies se desconoce su estado. El resultado de estas dramáticas cifras refleja que la situación de los anfibios es mucho peor que la de las aves y los mamíferos, en los que la amenaza de extinción afecta al 12 y al 23% de sus especies, respectivamente. Los datos que maneja UICN reflejan que el mayor número de especies en peligro se produce en Hispanoamérica. Colombia tiene 208, seguida de Méjico con 191, Ecuador con 163 y Brasil con 110. Haití tiene el porcentaje más alto (92%) de anfibios en peligro de extinción, seguido de República Dominicana, Cuba y Jamaica (las tres con más del 80%). En América del Norte y del Sur, el Caribe y Australia, una enfermedad altamente infecciosa llamada «chytridiomycosis» ha afectado en gran medida a estos animales. Nuevas investigaciones muestran que, en regiones, los brotes de la enfermedad pueden estar vinculados a los años de sequías, que los científicos atribuyen de manera creciente a los efectos del cambio climático. Pero en la mayor parte del planeta, incluyendo Europa, Asia y África, esta enfermedad no es un problema tan grave. Entre las amenazas más importantes están la destrucción del hábitat, la contaminación del aire y del agua y el incremento de la demanda de los consumidores. Sin embargo, los autores del estudio afirman que podría revertirse la tendencia negativa con la creación de áreas protegidas, la cría en cautiverio, un mayor compromiso por parte de la sociedad y la protección de los ecosistemas de agua dulce. Hay que tener en cuenta que los anfibios dependen en gran medida del agua dulce y sienten la contaminación antes que otras formas de vida, lo que les convierte en los mejores indicadores de la salud ambiental. Por eso, y según se indica desde UICN, el hecho de que la tercera parte esté en declive refleja que se está produciendo una extinción potencialmente epidémica.

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