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| Crónica | La última esperanza |

Se busca vientre de alquiler

Espe y Jesús han intentado todo para tener un hijo, reproducción asistida e incluso adoptarlo. No han podido. Pero no se rinden. Ahora buscan una mujer que tenga el embarazo por ella y así poder ser padres

Jesús y Espe explican su situación y aseguran que si pudieran irían a Estados Unidos

Publicado por
Pilar Vegas - redacción
León

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Jesús sólo necesita una cosa para ser feliz: un hijo. Pero ese niño es precisamente lo que la naturaleza y la vida les ha estado negando hasta ahora. Desde que están juntos, hace once años, él y Espe, su mujer, han intentado tenerlo por todos los medios: de forma natural, con reproducción asistida, mediante adopción... pero nada. Todo les ha ido mal. Ahora, él con 37 años y ella con 45 tampoco tiran la toalla. «Buscamos, un vientre de alquiler», para ello, tienen que localizar a una mujer joven y sana que se someta a una inseminación con esperma de Jesús y que tenga el embarazo que a Espe le es tan complicado conseguir. Según las previsiones médicas, esta iniciativa tendría un 60 por ciento en cada ciclo de reproducción asistida de que el embarazo vaya adelante. Así, la madre biológica recibiría hasta 15.000 euros, señaló Jesús. Los intentos de esta pareja han sido continuos. Desde hace seis años, Esperanza se ha sometido en siete ocasiones a ciclos de reproducción asistida. Ahora lo recuerda como un suplicio. También, con 36 años, le habían operado porque, supuestamente, una obstrucción en las trompas impedía el embarazo. Más tarde trataron de adoptar un niño ruso, pero los informes, que ellos insisten en que son erróneos, no les dieron la idoneidad. «Fue algo muy triste para nosotros, lo pasamos muy mal, sobre todo por lo que decían de ella», dice Jesús. Derecho a la madre biológica Aunque en otros países existe la posibilidad de hacer un contrato por el que una mujer se presta a tener un embarazo con el semen y el óvulo de otra mujer (o óvulo propio) y que no se le reconoce la maternidad, en España no está recogida en la legislación la posibilidad de hacer un contrato de estas características y siempre se reconocerá la maternidad a quien da a luz, a la madre biológica. Pero Espe y Jesús lo saben. «Sí, sabemos que siempre se le va a reconocer a esa mujer la maternidad del niño, pero lo que queremos es que renuncie a la patria potestad que, como padre, entonces me correspondería exclusivamente a mí», explica Jesús Enrique Muñiz, quien asegura que ha consultado el tema con abogados. «No creo que sea ningún crimen tratar de crear una vida, querer que nazca un niño y poder darle toda la felicidad posible», dice. Esperanza de esa forma criaría al bebé y lo educaría, pero en ningún momento se le reconocería ningún derecho ni vínculo jurídico con el pequeño. Pero ella asegura que no le importa. «Yo lo que quiero es que él sea feliz -en referencia a su marido-. Nos amamos y queremos tener un hijo», insiste. Algunos estados de Norteamérica, como es el caso de California, han reconocido en su legislación la posibilidad de tener hijos sin derecho a criarlo, sino por «encargo» de otras parejas. Esta posibilidad no se incluye en la mayoría de las legislaciones europeas, como la inglesa o la española, que otorgan a las madres de alquiler todos los derechos sobre los hijos que traen al mundo, independientemente de que éstos sean o no hijos suyos genéticamente hablando. Pero, a pesar de todo, en Gran Bretaña es habitual que se recurra a madres de alquiler que renuncian a criar el hijo. Hay cerca de 450 niños nacidos en Gran Bretaña a través de agencias sin ánimo de lucro que se dedican a po-ner en contacto a parejas con mujeres que prestan su vientre. .

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