El mejor amigo del perro
El pasado domingo Héctor hizo pasar los peores momentos de su vida a su padre, Valentín, cuando sin pensárselo ni un segundo se lanzó a un pozo a rescatar a su mascota Pinky. La odisea duró una media hora, pero el final fue feliz. La mañana del domingo era soleada y Valentín Gorgojo, en compañía de sus hijos, Héctor, de 15 años y Cristian, de 11, y de su inseparable Pinky, se trasladaron a una casa de su propiedad en San Miguel del Camino con la única intención de comprobar si una yuca plantada hace unos días había prendido. La normalidad era total hasta que Pinky, por causas desconocidas, cayó al interior del pozo, que se encuentra elevado unos 50 centímetros sobre el nivel del suelo. Héctor se percató de inmediato de lo ocurrido al oir el ruido del animal al impactar en el agua. El pozo, que es casi como una piscina, tiene el agua a unos tres metros de distancia de la parte más alta del mismo y se encuentra ubicado en el paraje conocido como El Valle. La reacción de Héctor no se hizo esperar. Su primera idea fue buscar algo con lo que ayudar a su inseparable amigo a salir del aprieto en el que se había metido. No localizó nada, mientras Cristian gritaba «el perro se ahoga» y su padre también se afanaba en buscar algún elemento con el que rescatar al animal. Mientras tanto, Héctor se despojó de toda la ropa a excepción del calzoncillo y los calcetines y de inmediato se tiró a ayudar a Pinky, un perro común que está en su casa desde febrero cuando la clínica veterinaria Trepalio de Trobajo del Camino se lo entregó, procedente del refugio de animales de Ferral del Bernesga. Valentín lanzó un tablón por el que Héctor fue incapaz de trepar. Mientras tanto contactó primero con la Policía Nacional, que le remitió a la Guardia Civil, que minutos más tarde apareció en el lugar. El padre, quien reconoció estar más nervioso que su hijo, transmitió ánimos al pequeño, que no hacía pie, y que sobre todo estaba aterido. Pinky se subía sobre Héctor. El primer intento de rescate consistió en unir varias cazadoras a las que se agarraría, pero no pudo fruto del frío. Minutos después, un cable con gancho fue la solución. Primero sacaron a Pinky, cuyo collar sirvió para que Héctor saliese a la superficie. Una vez fuera, donde sintió más frío que en el agua, fue tapado con las ropas de los guardias y trasladado al Hospital donde permaneció 24 horas recuperándose de la hipotermia. Sus entrenamientos en el Club Natación San Andrés le ayudaron, pero su amor a los animales le puso en un serio aprieto.