Diario de León
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Los millones de personas que sufren úlceras y quemaduras se pueden ver muy aliviadas gracias a una «venda viva» llamada Myskin, una nueva técnica revolucionaria que consiste en cultivar células de la propia piel del paciente sobre unos pequeños discos que después se aplican directamente sobre la úlcera. En nuestro país hay varios millones de personas que sufren úlceras crónicas, por lo que esta venda podría ser un recurso muy valioso. Los profesores Sheila MacNeil y Robert Shore, de la universidad inglesa de Sheffield, han desarrollado esta técnica tras 10 años de investigación, en estrecha colaboración con cirujanos expertos en quemaduras, hasta conseguir transplantar las células cultivadas en el laboratorio a la herida. La profesora MacNeil ha dicho que éste va a ser, probablemente, el método más cómodo, rápido y fiable para curar las úlceras crónicas. La venda Myskin se desarrolló en principio para el tratamiento de las quemaduras, pero resulta muy práctica para úlceras crónicas como las varicosas y las de los diabéticos, pues optimiza el crecimiento de las propias células sobre la piel del paciente. Normalmente se toma una muestra de piel sana, generalmente del muslo, y sus células se cultivan en el laboratorio en un proceso que dura de cinco a siete días. Cuando esas células se han multiplicado, se colocan directamente sobre la herida y se venda. Las células siguen creciendo y desarrollando capas sucesivas de piel. El nuevo proceso permite además almacenar algunas células de la piel durante un periodo que puede llegar a seis meses, lo que facilita su cultivo sin tener que volver a extraer piel del paciente. Los médicos han quedado impresionados con los resultados y la rápida recuperación de los pacientes tratados con este método. En los primeros estudios clínicos se han curado totalmente seis de las nueve úlceras diabéticas tratadas con la venda. También se trató a un niño de nueve años que había sufrido graves quemaduras en un accidente pirotécnico. Tres días después de aplicarle la venda, ya había empezado a crecer la piel en la zona quemada. Otro paciente fue un ex-prisionero de guerra que padecía heridas ulceradas desde hace más de 60 años y que no había respondido prácticamente a ningún tratamiento. Con la venda Myskin empezó a regenerarse rápidamente su tejido cutáneo.

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