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| Visto y oído |

Después del postre, Café Quijano

Estado en el que apareció la Plaza de la Catedral en la mañana de ayer

Publicado por
Miguel Ángel Zamora - miguelangel.zamora@diariodeleon.es
León

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No todo murió bajo los efectos de la niebla ayer, tsk, tsk, tsk... ¡Que va! Había vida y otros asuntos interesantes en la city. Lo que pasa es que el único tema que tenía un poco de calor de El Portillo para abajo era el pacto. Y ahora es cuando vienen las lágrimas. Que si tú anduviste poco fino, que si la culpa fue del otro que tal... Total, que no tardando hay rey puesto, pero eso no tiene glamour ni va a salir en las páginas de couché. Así que fuera. A lo que interesa. En la Casa León de León Gregorio Chamorro, que es hermano de Javier Chamorro, hasta dentro de un par de semanas, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento (que se va el argumento a lo de sieeempre...) decidió proponer en la Casa León de León (¿habrá casas de Asturias en Asturias?) que nombraran a Café Quijano mantenedor del Certamen de Exaltación al Cocido Leonés. Aprobaron el asunto por mayoría absoluta (ya empezamos otra vez) y lo celebraron ayer. Lo que pasa es que no era el mejor día, porque también estaban invitados Miguel Martínez, el secretario general del PSOE en León, Javier Chamorro, concejal de Jardines, Gema Cabezas, concejal de Hacienda, Enrique Gil, Diputado de Deportes y Ángel Valencia, ex-concejal de Policía. Y claro, lo de los corrillos, estando el patio como está, era inevitable. El caso es que los músicos más famosos del León actual, soportaron con paciencia la consabida sesión de fotos inherente a estos casos. Dijo Manolo -la voz cantante y nunca mejor dicho- que tiene ganas de que alguna vez hablen Óscar o Raúl: «Pero como nunca se arregla, pues en nombre de los tres, os diré que es un orgullo haber nacido aquí y poder seguir viviendo en esta tierra. Os damos las gracias por esta distinción, que más que para el físico, es para el corazón». Hubo muchas más caras conocidas. Hasta se dejó ver Pedro G. Trapiello, que fue el mantenedor del año pasado y pone firma a la opinión especializada del humilde rotativo que el lector tiene entre sus manos. Secuelas del fin de semana Al arriba fimante se le hace especialmente complicado entender qué de interesante puede llegar a tener dedicarse a destrozar eso que técnicamente se llama mobiliario urbano, y que en lenguaje de todos los días se llama las cosas que hay en la calle. La imagen que aparece sobre estas líneas refleja el estado en el que amaneció ayer la Plaza de la Catedral, bajo los efectos de un sábado noche teóricamente tranquilo que, a la hora de la verdad, debió de serlo menos, por lo visto. Las vallas que tapan las obras de acondicionamiento de la zona, durmieron en el suelo, y ni el problema es que el asfalto estuviera frío ni que el material se vaya a quejar, que no es el caso. Es sólo que no hay modales, que dirían aquí, al lado.