Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Día internacional contra la pobreza

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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...Y CONTRA LA EXCLUSIÓN social y contra la mala educación que hemos recibido y contra la hipocresía y contra la explotación del hombre por el hombre y contra los demonios y contra los agiotistas (que vienen a ser pues como los que trafican con las hambres totales del mundo mundial, pero sobre todo el negro. Al toque de nadie sabe qué campana conmemorativa, muchos centros del mundo, que están para eso precisamente, han recordado en este día que entre negros, amarillos, cuarterones y blancos amortecidos, el número de seres humanos incluidos en la nómina general de los hambrientos alcanza ya la cifra atroz de ocho mil millones, sin contar los niños. Mueren, en su mayor parte, de hambre y los estadistas informan que esto es debido a que la población humana es tan copiosa que la Tierra no da para tantos. Y es otra de las muchas mentiras abominables con facultades para establecer estadísticas universales, la tierra o sea el mundo de la producción consigue obtener muchos más productos alimenticios que los que resultarán imprescindibles para que ni los tanzanios, ni los ecuatorianos, ni los españoles de tercera se vieran en el duro trance de agarrarse desesperadamente las tripas, para no reventar. La tierra, señora, produce lo suficiente para que ni usted, ni yo, ni el vecino, nos veamos obligados a mendigar para subsistir. Lo que sucede es que las hambres de los seres sin sacramentos hacen los hábiles promocionantes del hambre universal, un negocio y fuerzan la producción y mueven los precios de las cosas y si es necesario para que las ganancias previstas alcancen sus cotas más altas, y firman la sentencia de muerte alevosa y negra de la Humanidad. Ahora que eso sí: en tanto y en cuanto los hombres mueren, ellos, los ingenieros de los mecanismos de la producción y del consumo, celebran el día internacional contra la pobreza, etc. etc. Y como León es zona negra de minas, recuerdo aquella fabulilla del minero rodeado de su hambrienta prole, acosado por el más pequeño de la manada: «¡Papá! Tengo hambre y tengo frío» «Lo siento hijo, pero no tenemos carbón». «¿Por qué no tenemos carbón? «Porque dice el amo que sobra carbón». Coña, señora, debiera prohibirse la celebración de situaciones como estas... Es una burla. De ahí que no falten gentes de buena conciencia que se cabreen cada vez que se las invita a la celebración del día de este o del otro signo de asuntos de hipocresía. ¡Menos celebraciones y más pan blanco, señores de la sala, de la presidencia o de la democracia y declaren la verdad de las hambres universales que no son sino consecuencia de los manejos homicidas de los manipuladores del hambre. Muy beneméritas señoras y muy dignos profesionales, abandonan sus comodidades y se alistan en los batallones de esas esforzadas organizaciones no gubernamentales empeñadas en erradicar las hambres y las enfermedades con su personal ejemplo. Sin darse cuenta de que en algún momento de la historia del mundo, se produjeron -hasta es posible que sigan produciéndose- manipulaciones tan criminales como destinar el café para avivar los fuegos de las máquinas, para conseguir elevar el precio del producto y las ganancias de los hartos.

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