La historia, por su autor

Jordi Pujol aplica referencias precisas a los acontecimientos que cambiaron España a partir del año 1975, la Transición, epígrafe precisamente de las jornadas socioculturales del CEL (Círculo Empresarial Leonés) anfitrión del ex presidente de la Generalitat. Pujol limita de inmediato la temática de la conversación que está dispuesto a mantener con la prensa. El Honorable hace gala de una modestia que no se corresponde con el papel de guionista que le distinguió en los 25 años siguientes a la llegada de la democracia. «Estoy apartado de la política; lo digo porque ustedes siempre buscan titulares y en ese sentido soy decepcionante. Ya no doy titulares». Al conferenciante de la tercera cita de las Jornadas del CEL le desdicen sus palabras. Para abrir boca, en lugar de regatear el día a día que dice denostar, lo afronta de cara. «Bueno, lo que pasa ahora en el Ayuntamiento de León, la moción de censura, pasa en todos los sitios. Mi pueblo es pequeño; desde 1979 gobernó Convergencia. En las últimas elecciones nos faltaba uno para la mayoría absoluta; de tal forma que se hicieron combinaciones. Con el apoyo del único concejal del PP hubiera sido suficiente. Al final, un acuerdo entre Esquerra, los socialistas y los populares nos impidió mantener la alcaldía. Esto pasó en Premiá de Dalt, que es mi pueblo, y pasa ahora en León. Se habla de acuerdos antitransfuguismo que luego no valen de nada». Pujol insiste en no ser referencia informativa -«que soy más historiador que político»- y entra de lleno al tema que le trajo a León: Se titula «Cinco rasgos de la Transición Española». Y desmenuza: «Desde 1975 la historia de España es una historia de éxitos; es emergente, España va a más. La Transición salió tan bien que ahora se pone de ejemplo para otros territorios, los de Europa del Este, por ejemplo. Pero no vale, porque aquí hubo cambio político, el social y económico ya se había producido. Allí no sabían lo que era la economía de mercado». Relata con solvencia; honra la aportación de Fuentes Quintana, un discurso soberbio de Suárez, las crisis del petróleo. Al instante, otro giro: «¿Saben ustedes algo de los Pactos de la Moncloa?», pregunta a los periodistas. «Hay que estudiar los Pactos de La Moncloa para entender el día a día», aconseja Pujol mientras echa la vista a aquel mes de octubre en el que sindicalistas y políticos acordaron cómo afrontar los cambios que le hacían falta a España para ser lo es hoy. El resto se lo guardó para la conferencia sobre una historia que el mismo escribió.