Diario de León

Creado:

Actualizado:

ESE APARATO de guerra que exhiben los americanos en su teatro bélico iraquí ha de ser necesariamente el mejor del mundo mundial y el más sofisticado, preciso y aniquilador. Cierto. Con buen aparato bien se jode, dice el resabio popular. Enfrentre no tienen ni aparatín ni ejército ni Alá que lo fundó; enfrente sólo asoma oreja la insugencia y un caos guerrillero comandado por el sabotaje y el salto de mata que no han conseguido neutralizar después de veinte meses de leñazo al moro, de pura guerra con desproporción entre contendientes; al contrario, parece que la resistencia engorda, incordia y produce serias cefaleas en el estado mayor del ejército ocupante. En logística militar parece inexplicable esta sistemática prórroga del conflicto. Un ejército pertrechado hasta apabullar con sólo su estampa y desde lejos se muestra de todo punto incapaz de zanjar estas tablas. Los expertos hablan incluso de un enquistamiento de la guerra y una vietnamización del asunto. Tendremos para rato. Quizás haya que buscar alguna posible explicación en la naturaleza de cada uno de los contendientes. Los americanos se enfrentan a una gente batida en sangre, muerte y guerras desde hace treinta años, guerras de toda condición: internas con kurdos, intestinas entre facciones islamistas, vecinales contra iraníes, de conquista con invasiones kuwaitíes o de ocupación como esta que ahora nos «ocupa» (han agotado todo el catáloco posible de guerras), así que apilando muertos en todo este tiempo y distribuyéndolos por familias, no habrá casa iraquí en la que no se cuelguen tres o cuatro retratos de fallecidos héroes propios, cosa que retroalimenta venganzas santas y taliones perpetuos. Al guerrilero iraquí le aprovisiona una fe en Alá que mueve cordilleras, una conjurada voluntad de sacudirse al extranjero que holla su suelo y viola soberanías. Al soldado americano que tiene enfrente ¿qué le mueve?... La muerte es novia cotidiana que blinda al iraquí, pero el hospital de campaña de las USAF se plaga de catarros y meñiques torcidos. Ese aparato militar americano no tiene enfrente algo organizado, ni un avión siquiera o al menos uno de esos helicópteros arrasadores. Y ni así. ¿Inexplicable?... Añádase a la rebeldía iraquí otro dato estimable, el factor campo; esa gente juega en casa, una casa arruinada en la que no hay nada que perder.

tracking