Más de 160 países acuerdan en Bangkok aumentar las medidas de protección y comercio
Incierto futuro para las especies más valiosas y exóticas del planeta
Rorcual, tiburón blanco, elefante africano, esturión y maderas tropicales, se ven beneficiadas
Según alertan los científicos, la cuarta parte de los mamíferos y el 12% de las aves se incluyen en la lista roja de «en peligro de extinción», y el 75% de los caladeros están sobreexplotados, agotados o en recuperación. Especies como el elefante, el leopardo asiático, la pantera de las nieves, las tortugas galápagos, el cocodrilo del Nilo o el caballito de mar, forman parte de ese inventario. En cuanto a la flora, la amenaza de extinción podría afectar al 50%, colocando al Ecuador en especial peligro. Además, el 70% de los bosques antiguos están amenazados por la tala ilegal y hay más de 1.000 especies de árboles afectadas por la explotación forestal indiscriminada. Desde hace 25 años la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas (CITES) regula las reglas que rigen el comercio de las especies más explotadas y con mayor valor económico del planeta y, así, en su Apéndice I (en peligro de extinción) prohíbe la comercialización de 600 especies de fauna y 300 de flora, mientras que se controla estrictamente el de 28.000 plantas y 4.000 animales incluidos en el Apéndice II (vulnerables). En su XIII convocatoria, CITES ha reunido durante dos semanas en Bangkok (Tailandia) a representantes de 166 países para debatir sobre la conservación y el comercio de las plantas y animales más amenazadas. Demanda asiática A nadie se le escapa que la explotación comercial de especies, que supone unos 150.000 millones de euros al año, pone en peligro la biodiversidad. Si a esto se añaden los más de 6.000 millones del comercio ilegal, cifra superada sólo por el tráfico de drogas y armas, no es de extrañar la insoportable presión a la que están sometidas muchas de ellas. La medicina tradicional oriental está provocando matanzas anuales de miles de tortugas de agua dulce que son utilizadas como ingredientes de exóticas sopas. China ha desbancado a Japón y se ha convertido en el principal importador de marfil ilegal y es un gran consumidor de aletas de tiburón. En Asia se sacrifican tigres y panteras para comercializar sus colmillos y garras; en Alaska y en los países nórdicos hay granjas en las que se matan alces y renos para aprovechar su pene y los filamentos que cubren la cornamenta; en África, rinocerontes, por su cuerno fibroso y en América del Norte, del Sur y Rusia, focas y leones marinos cuyos genitales surten el mercado asiático. Con algunas especies de flora sucede algo parecido al ser usadas de forma indiscriminada para la medicina tradicional. Se calcula que el 40% de las exportaciones proceden de China siendo su destino los mercados de Japón, Taiwán y Corea del Sur. China es además uno de los mayores importadores de madera de agar, que contiene un aceite esencial utilizado para producir incienso, perfumes y medicinas. Otras especies también amenazadas son la hoodia africana (calma el apetito, la sed y cura afecciones abdominales), el tejo chino asiático (por sus productos químicos) y el cistanche desertícola chino (una herbácea utilizada como tónico).