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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Se necesitan soldados

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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EL SEÑOR MINISTRO de la guerra o de la Defensa, Don José Bono, está dispuesto sin duda alguna a no pasar inadvertido en la arriesgada aventura en la que le han metido. Dirigir nada menos que todos los servicios de la defensa de un país peleón como el nuestro no es nada fácil, aunque sorprendentemente en España se dan mejor ministros de la Guerra que de la Educación. Don José, una vez llegado al castillo sede de su ministerio, solicitó estadísticas, mandó formar a la tropa, recorrió lugares estratégicos y una vez formado su criterio con amplísimos elementos de juicio, llegó a la sabia conclusión de que el ejército español necesitaba soldados, fueran estos payos o gitanos, veteranos o recién llegados en patera. Y sin más preámbulos anunció en el Senado, que es por lo que se comprueba, donde está visto y oído que será donde se emitan las consignas de Gobierno, que su Departamento aumentará de un 2 a un 7% de cupo máximo de presencia de extranjeros en las fuerzas armadas, dado que en anteriores solicitudes de voluntarios para el doctorado en las artes de la guerra, apenas sí se llegó a cubrir el cupo previsto por el mando. Y es que desde que se decretó la articulación de nuestras gloriosas fuerzas armadas y las que pudieran armarse como opción de libre acceso, las dichas fuerzas se vieron notablemente perezosas a la hora de la inscripción en los diversos capítulos: infantería, artillería, paracaidismo, aviación, fragatas y legionarios, «e ainda mais», que diría aquel mi sargento de los campos de Teruel y es llegada la hora de restablecer los cupos hasta alcanzar formaciones homogéneas, suficientes y eficaces, porque según los datos que se manejan, la cifra actual de voluntarios extranjeros no llega al 30% del límite permitido por la actual legislación. O sea que se necesita incentivar la acción del voluntariado y el debido acoplamiento para los planes del ministro. La medida parece en el día de hoy, con el señor Bush otra vez al mando de la flota, mucho más necesaria y urgente de lo que a simple vista pudiera parecer, dado que soldados en misiones de paz naturalmente se necesitan en todo el mundo, principalmente en Haití, en Bosnia, en África, en Oriente Medio y en Medio Oriente, si de verdad se quiere encontrarse punto de apoyo que solicitaba Arquímedes para mover el mundo, que es sin duda alguna lo que ahora pretenderá ese gran misionero de la paz que es el presidente americano. Lo que no podemos permitirnos, los españolitos, es desdeñar la formación de un ejército suficiente y al mismo tiempo mantener el prestigio de gran potencia, generosa y altiva. Cuando los tercios españoles andaban por el imperio donde no se ponía el sol, como no disponían de suficientes soldados para sus tercios con los condenados a galeras, por ejemplo, incorporaban a sus mesnadas, mercenarios suizos, alemanes y francos. Ahora, señoras y señores, necesitamos soldados. Y Don José Bono, Ministro de la Defensa de toda la Península Ibérica e islas, está dispuesto al alistamiento de todo aquel señor desembarcado en nuestras costas que ande por el mundo sin papeles. Según otro ministerio, no hay trabajo para todos los inmigrantes y para los indígenas. La formación de los nuevos tercios de la España de las Oenegés pueden ser la solución que se andaba buscando.