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CRÉMER CONTRA CRÉMER

¡Leoneses! ¡Abrochen el cinturón!

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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PORQUE, TAL COMO se presentan las cosas en este mundo nuestro hispano romano, si a la compañía, empresa o lo que buenamente fuere, Lagun Air no le dan satisfacción a sus múltiples demandas de territorio, de inversiones, de hangares, de colocar sus aviones y otras gaitas, cuya solución se dice depende de Aena, que es, por lo visto, la madre del cordero de los transportes aéreos, nos quedamos en tierra, plantados, regados y sulfatados. Porque la mentada empresa «Lagun Air» que es la nuestra, no puede con la carga y necesita aire. Concede un plazo de treinta días (se supone que con sus noches respectivas) para que los problemas del aeropuerto de León comiencen a solucionarse. No quiero decir que éstos, los problemas que gravitan sobre el dicho y dichoso aeropuerto, sean tan graves como para que les añadamos el rosario de los múltiples quebrantos que padecemos, pero sí que pueden estimarse como significativos por cuanto cuando se estima la falta de numerario en euros para acometer los dichos azares negativos de nuestra aviación comercial, el Ayuntamiento, por ejemplo, y la Diputación, por otro ejemplo, se gastan la hijuela en mantener en pie, o si se prefiere en el aire, a unos conjuntos deportivos que ni suben ni bajan ni están quietos. Y oiga, repito que no es que con ello quiera sugerir que a estos grupos o asociación de poblados se les tenga en el abandono, sino que, puestos a determinar prioridades, en la guerra que sostenemos, la aviación es un arma insustituible y debemos tenerla perfectamente dispuesta y debidamente atendida. Y no sé qué clase de impedimento impulsa a la dirección del aeropuerto leonés, pero tampoco es cosa de achacar este nuevo fracaso a Valladolid o a la Fundación Villalar. Alguna culpa tendremos todos nosotros, los que mamamos leche de esta loba herida que es León. Hubo un tiempo en el cual se atribuyó la dificultad de establecer una línea aeronáutica por ejemplo entre León y Madrid, (que es tierra de todos) a la Diputación Provincial, pero el señor presidente del consorcio del aeropuerto, Juan Martínez Majo, dice que está convencido de que todos los problemas denunciados por Lagun Air tienen solución. Aunque como con las meigas galaicas, el caso es dar con ella. Y no damos. Se nos va la fuerza por la boca y las distinguidas y dignas autoridades ofrecen tal apariencia de despiste y confusión que dan ganas de relevarlas. Y cuando el regidor de la ciudad, que es sin duda un fervoroso defensor de los intereses de León, se siente aludido por la crítica por este problema, se adelanta a las candilejas para decir que no es el presidente del Consorcio y que cuando se reparten elogios y laureles se los lleva Martínez Majo, así es que no entiende a qué vienen estos sapos y culebras como se pretende que se trague. Algo así. Pero ciertamente lo que ahora parece una información pintoresca, puede convertirse en un problema de muy altos vuelos. León no gana para sustos y en lugar de vernos los hombres y las mujeres de los llamados medios, (que en medios se están quedando) contentos y dichosos por la eficacia y esplendor con que nuestros aviones suben y suben y suben, como la hija del Conde, la Pepa, trepa que trepa que trepa, como si hubiéramos perdido el dominio de los mandos nuestros aviones de transportes acaben en tierra. Como Antibióticos, como Biomédica, como los talleres de la Renfe.