Villalobar reúne en un homenaje a quienes se alistaron en el ejército en el año 1953
Lo de que se acabara la mili no quiere decir que desaparecieran las celebraciones de quintos y quintas. Villalobar no está dispuesto a que se muera la tradición, y hace un par de domingos, decidieron celebrar la reunión de los (y las) de 1953. El tema tiene miga. Los catorce nacimientos (nuevos varones y cinco hembras) del año en cuestión, no se habían producido nunca desde 1932, y como hasta la fecha siguen viviendo todos, que no es poco, y los maridos y las mujeres están juntos, que eso ya sí que es milagro y de los gordos, pues fiesta al canto. Cincuenta años después de incorporarse al ejército español, la única baja que contó la fiesta fue la del párroco, que tuvo que ser sustituido por un sacerdote al uso. Quien más y quien menos tiene ya 72 años de vida a estas alturas, así que lo del asunto de las anécdotas resultó más que entretenido. Lo del final de la celebración casi fue lo más entrañable. Por si acaso, no sea que tal, el año que viene, se anuncia repetición de la jugada. Así sea.