Villafáfila, parada y fonda

Las lagunas de Villafáfila, en Zamora, han acogido este año especies singulares como el zampullín cuellinegro, poco frecuente en Castilla y León, y la garceta grande, una zancuda de gran tamaño, plumaje blanco y pico amarillo, de que la mayor parte de sus poblaciones se encuentran en el Mediterráneo oriental. Barnaclas cariblancas, ánsares caretos y tarros canela son otros de los grupos de aves poco habituales en estas latitudes. Según informa Efe, la Junta de Castilla y León publicará en los próximos meses la declaración de Reserva Natural para Las Lagunas de Villafáfila, que son uno de los más importantes humedales españoles y el más significativo enclave para las aves acuáticas, esteparias y migratorias de la Comunidad Autónoma. De este modo, estas lagunas salitrosas ubicadas al noreste de la provincia de Zamora, en plena Tierra de Campos, contarán con una nueva figura de protección. La Reserva Regional de Caza de Las Lagunas de Villafáfila alberga durante esta época del año un gran número de aves, en torno a 35.000, de variadas especies, unas sedentarias y otras que acuden en la época invernal, brindando un espectáculo que se puede apreciar durante estos días y que durará hasta febrero. Este complejo lagunar, que está formado por tres lagunas denominadas Salina Grande, Barillos y Salinas, además de por otra serie de pequeños humedales, está enclavado alrededor de la cuenca del río Salado, tiene una extensión de 32.682 hectáreas y forman parte de él once términos municipales. La escasez de lluvias que ha tenido la zona durante el otoño ha tenido como consecuencia que las lagunas cuenten con poca agua este año, pero sin embargo, «esto no ha producido una disminución en el número de animales, siendo su número similar al existente el año pasado», según informó a Efe Jesús Palacios, jefe de la Sección de Espacios Naturales de la Junta de Castilla y León. La principal especie que se puede encontrar en estos momentos en la Reserva es el ánsar común, con alrededor de 30.000 ejemplares, mientras que se espera alcanzar la máxima densidad de gansos hacia mediados de enero, una especie que «al moverse en grandes bandos y dado su carácter ruidoso, es la que da mayor espectacularidad a la Reserva». Si bien, este año se ha detectado un incremento significativo en el número de grullas, habiéndose llegado a contabilizar más del millar de ejemplares en noviembre. También se pueden ver en las lagunas grandes cantidades de otras especies como el ánade real (azulón), del que en noviembre había casi 10.000 ejemplares, pato cuchara, cerceta común, ánade silbón, focha, cormorán co mún, avefrías, porrón común, porrón moñudo, gaviotas y ánade friso. Además se pueden observar, aunque en menor número, la garceta, zampullín, correlimos común, archibebe común, aguja colinegra, garza real, avoceta y garcilla bueyera, un gran elenco de aves, que «bien de paso o porque permanezcan todo el año, hacen de este humedal un lugar ideal para los amantes de la naturaleza por su valor ornitológico y paisajístico», explicó Palacios. Las máximas concentraciones de avifauna se alcanzan entre noviembre y febrero, pero la mayor diversidad de especies se consigue entre abril y junio. Junto a esta gran variedad de aves asociadas al agua, durante el resto del año se encuentran las avutardas, una comunidad de aves diferente, colonizadora de los amplios espacios abiertos y secos que mantiene en este humedal la mayor población del mundo. Además de todas estas especies de aves, hay que añadir en las zonas abiertas de esta Tierra de Campos una amplia gama de rapaces, que tienen aquí su hábitat de nidificación y campeo. Las Lagunas de Villafáfila fueron declaradas Reserva Regional de Caza en marzo de 1986, en septiembre de 1987 se declaró la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y además están incluida en el Convenio Internacional de Zonas Húmedas Ramsar.