Tras la ratificación de Rusia, el Protocolo de Kyoto entrará en vigor el próximo 16 de febrero

Tras ser aprobado en las últimas semanas por las dos cámaras rusas de representantes (Duma y Consejo de la Federación) y una vez que el presidente Putin firmase la correspondiente ley, el representante permanente de Rusia ante la ONU, Andrei Denisov, ha hecho entrega a este organismo del documento oficial por el que ese país se compromete a cumplir con los acuerdos establecidos en el Protocolo de Kyoto. Según ha manifestado el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, «estamos ante un hecho histórico en los esfuerzos mundiales por hacer frente a una amenaza que afecta a todo el planeta. Con la ratificación de la Federación Rusa se pone fin a un largo periodo de incertidumbre y será posible que el Protocolo entre en vigor el 16 de febrero del año 2005». En 1997, los 38 países más industrializados se comprometieron en la ciudad japonesa de Kyoto a la iniciativa global más seria para luchar contra el cambio climático. Su objetivo era que las emisiones de CO2 y otros cinco gases considerados como los causantes del calentamiento del planeta (metano, óxido nitroso, hidroclorofluoruro, perfluorocarbono y hexafluoruro de azufre) debían reducirse entre 2008 y 2012 una media del 5,2% respecto a los niveles existentes en 1990. Para la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto es necesaria la aprobación de 55 países, que representen al menos el 55% de las emisiones causantes del efecto invernadero. Porque, aunque hasta ahora eran 123 los que se habían unido a esta iniciativa, representaban sólo el 44,2% de las emisiones nocivas. Por eso, con la incorporación de Moscú, que emite el 17,4% de esos gases, queda superado el mínimo exigido y abre las puertas para la entrada en vigor del tratado. EEUU y Australia, dos de los grandes contaminadores del planeta, siguen negándose a adoptar este acuerdo argumentando que supondrá un freno para su crecimiento económico.