EL PULSO Y LA CRUZ
Que haya para todos
PASADA la Purísima, todo empieza a tener sabor navideño. Lo anuncia el Corte Inglés. Y León Gótico. Y la iluminación callejera de muchas de nuestras poblaciones. Y el Museo londinense de Madame Tussaud, con figuras de la jet y de la política metidas a armar el belén. Pero sobre todo lo anuncia el tiempo litúrgico de Adviento. Poco dirá el cultismo a mucha gente (hasta alguno me ha preguntado qué significa esa palabra) que milita en la paganía imperante, pero ni el más retorcido se va a negar a celebrar, de algún modo, las fiestas que vienen. Fiestas que son Navidad. Por eso, no andemos con restricciones mentales. O digamos «feliz Navidad» o no nos andemos por las ramas con el retruécano de «felices fiestas». Que dice, pero no acaba de decir todo lo que debe. Y es que con esas andamos en estos tiempos de «pensamiento débil». Ponerse a la cola Felicitaciones para el Seminario de Astorga, que en estos últimos días se ha puesto de punta en blanco para festejar a su titular, la Inmaculada, en el 150 aniversario de la declaración del dogma de fe. Hubo para todos, incluidos los seminaristas gallegos y de la provincia eclesiástica de Oviedo. De María, nunca suficiente. Más felicitaciones. Ahora para los feligreses de la pequeña parroquia de Valmartino, en las cercanías de Cistierna, porque el pasado domingo, con la presencia del Obispo, pudieron, por fin rematar (es un decir, porque aún quedan flecos) las obras de restauración de su templo, que les ha importado más de 50.000 euros; una placa guardará perpetua memoria del agradecimiento a cuantos echaron una mano. Como debe ser. De otro género debe ser el parabién para la comunidad cristiano-católica (en estos tiempos hay que decirlo todo y diferenciadamente) de Valdesaz de los Oteros; se les adelantó la lotería navideña: se ha hecho público que la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta Autonómica subvenciona con 336.000 ¿ las obras de restauración de la cubierta y de varios retablos de la iglesia parroquial. Ya hace años, creo recordar, este templo se vio beneficiado con unas mejoras debidas al arquitecto Alfonso Valmaseda; ahora serán las piezas escultóricas de la escuela de Berruguete, de principios del siglo XVI, las que serán objeto de limpieza y rehabilitación. Nunca sobra. Será pura envidia, pero no me resisto a levantar acta de que esta misma Junta sólo concede a la Catedral de León un tercio de lo destinado a Valdesaz. Que bien concedido está, pero que haya para todos. Habrá que ponerse a la cola, mientras no haya otros criterios de distribución. A la cola está la ciudad de Ponferrada. A la cola de «Las Edades del Hombre», cuya última exposición, «Testigos», se clausura en estos días en Ávila, con cerca de 900.000 visitantes. La próxima, en 2006, será Ciudad Rodrigo. Pero nadie, al día de hoy, garantiza que, después del recorrido por las once cabeceras de las diócesis castellano-leonesas, las muestras, con el mismo estilo, vayan a continuar por otros lugares. Ponferrada se conformaría con que fuera en el 2008. Sería una forma sobresaliente de celebrar el centenario de la coronación de la «Morenica» de la Encina. Suerte. No es para menos Un nuevo obispo de la diócesis de Astorga para la Iglesia universal. Se trata del padre salesiano Segismundo Martínez Álvarez, nacido en Acebes del Páramo hace 61 años. El Papa lo ha nombrado obispo de Corumbá, en Brasil, en donde llevaba trabajando varios decenios. Que no le falten los consuelos de Dios, que de las persecuciones ya se encargará el mundo. Cáritas de León presentó anteayer mismo su programa de integración e intercambio cultural entre niños hijos de inmigrantes, en el Colegio Quevedo. Que resulte. Y ayer la Junta Mayor de la Semana Santa de Astorga presentó su cartel. Al que madruga... La nueva Corporación municipal de la capital ya cumplió con el protocolo de participar en los actos que con ocasión de la fiesta de la Inmaculada tienen lugar, desde hace muchos años, en el convento de las Concepcionistas y ante la hornacina con la imagen en la Plaza Mayor. Seguro que más de uno de los concejales echó mano del consabido «Virgencita, que me quede como estoy». A fe mía que no es para menos.