| Crónica | Entrega de los premios Nobel |
Llegar al Nobel plantando árboles
La activista keniana Wangari Maathai recogió ayer el Premio Nobel de la Paz realizando un llamamiento a la lucha por la preservación del medio ambiente
El Premio Nobel de la Paz de este año se tiñe de verde. En el 2004 la activista keniana Wangari Maathai, recibió ayer este prestigioso premio y aprovecho el momento de recoger el galardón en Oslo, seguido por el resto del mundo, para defender la paz desde la lucha por preservar el medioambiente, pues «el desarrollo sostenible, la democracia y la paz son inseparables». Maathai ha recibido el Nobel por la lucha que lleva desde el grupo que fundó en 1977, Movimiento Cinturón Verde, contra la deforestación de su país, Kenia. La galardonada recogió el premio en nombre de «la gente de Kenia, de Africa y del mundo... que trabajan en silencio por el medioambiente, por la democracia y por los derechos humanos». «Haciendo esto, plantan las semillas de la paz», añadió la activista quien elogió al Comité Nobel por haber reconocido ante el mundo la importancia del medioambiente «y su relación con la democracia y la paz». Al presentar el Premio, el presidente del Comité Nobel de Noruega, Ole Danbolt Mjos, explicó que «este año se ha ampliado el concepto de paz para incluir el medioambiente como un camino hacia ella». Maathai recibió el Premio un año después de que otra mujer, la abogada iraní Shirin Ibadi, fuese distinguida con el Nobel de la Paz por su compromiso con el Islám moderado y su lucha por los derechos de la mujer en su país. A la ceremonia del Nobel de la Paz seguirá, por la tarde, la correspondiente a los de Medicina, Física, Química, Economía y Literatura, que se entregan en Estocolmo. La ganadora del premio literario, Elfriede Jelinek, será la gran ausente de la ceremonia por su retraimiento hacia esta ceremonias.