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Cosas de aquí | Fantasía constructiva

Los arquitectos son los niños

El Colegio de Arquitectos muestra en su exposición navideña la visión que los niños leoneses tienen, a través de unos dibujos llenos de imaginación, del Auditorio Ciudad de León

Publicado por
Marcelino Cuevas - león
León

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Los niños siempre contemplan lo que les rodea con intenciones creativas. En el caso de la ciudad en la que viven, su mirada va más allá de las paredes de piedra, hormigón o ladrillo que la definen, son capaces de recrear lo que ven, de desentrañar con sólo una ojeada el alma del hábitat en el que se desarrollan sus sueños, en el que han nacido sus incipientes perspectivas temporales. Los niños han reinterpretado la magna edificación del Auditorio de León y han plasmado en hermosos dibujos sus agudas conclusiones. Los arquitectos, sin asomo de soberbia, dando muestras de una encomiable humildad, han llevado a las paredes del Palacete de Gaviria, su sanctasanctórum, las imágenes que los niños han creado inspirándose en la mole blanca del Auditorio. Sin duda los arquitectos son los encargados de crear la imagen de las ciudades a través de los edificios que diseñan. En León, en eso de la arquitectura, hemos tenido suerte desde muy atrás, desde el momento en que los hábiles canteros romanos se encargaron de alzar las murallas que, llenas de parches y añadidos, aún rodean el corazón de la que en algunos momentos fuera ciudad imperial. Desde entonces y hasta el siglo XXI, dos mil años os contemplan, los leoneses se dedicaron a crear edificaciones que han servido para dar carácter a la ciudad, para crear su fisonomía urbana¿ y en ello seguimos. En los últimos tiempos, Luis M. Masilla y Emilio Tuñón han sido los encargados de acercar la vanguardia a la arquitectura ciudadana, con el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León y antes con el Auditorio, edificio que se ha convertido en uno de los faros de la arquitectura contemporánea en España. El sábado, coincidiendo con las luces navideñas, abrió sus puertas el Musac para que todos, pero sobre todo los niños, se asombren con su soberbia magnificencia, decía uno de ellos, que lo visitaba el mismo sábado por la tarde, que sería un buen establo para los elefantes de Alejandro, no sabía el ingenuo muchacho con la lección de historia recién aprendida, que esos altísimos muros están destinados a empresas más gloriosas aún, que ellos serán los encargados de cobijar con sus inmensas superficies las ideas del futuro, el arte que está por llegar y que esperamos ya con impaciencia. Y mientras, todos, también los arquitectos, aprendemos en esta exposición de la visión ingenuamente maravillosa de los más pequeños. Horario: de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00. Fines de semana de 11.30 a 14.30.

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