Los obispos se lanzan a la campaña contra el matrimonio homosexual

La campaña de los obispos contra el matrimonio homosexual comenzó ayer, coincidiendo con la celebración por parte de la Iglesia católica de la jornada «Familia y Vida». La iniciativa en pro del matrimonio tradicional entre hombre y mujer fue presentada hace dos semanas por la jerarquía eclesiástica, pero era este domingo cuando se ponía en marcha. Con el objetivo de impartir orientaciones al clero y a los fieles, la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida ha elaborado un documento en el que, entre otras cosas, se abomina de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. A juicio del Episcopado, si la familia es la célula sobre la que se construye la sociedad, la aprobación del matrimonio entre gais y lesbianas tendrá graves repercusiones en aquélla. Y es que, según el Episcopado, en cuanto los hijos se ven privados de «experiencias fundamentales», como conocer «el rostro de Dios» a través de las revelaciones de un padre y una madre, «el conjunto de la sociedad sufre violencia y se vuelve, a su vez, generador de múltiples violencias». Como ya ocurrió con la campaña contra la eutanasia, los párrocos entregaron a la salida de la iglesias un folleto con las razones que mueven a la jerarquía eclesiástica a reivindicar el matrimonio entre hombre y mujer, «el único» que está en armonía con la naturaleza de la persona. En los impresos repartidos, la Conferencia Episcopal destaca la «diferencia sexual» como requisito imprescindible y que hace posible la «comunión» entre los cónyuges. Para los obispos, el niño configura su identidad personal y sexual como hombre o mujer a través de la figura del padre y la madre, que aportan una riqueza «diferenciada y específica». De ahí que sea rechazable la adopción por parte de homosexuales.