Abiertos nuevos caminos para la curación del cáncer
Un cambio apenas perceptible en una proteína que interviene en el proceso de división celular, es el responsable de las anomalías que se observan en dicho proceso durante las primeras fases de desarrollo del cáncer. Normalmente, la proteína llamada Bcl-xL evita la muerte de las células. Pero cuando el ácido desoxirribonucleico (ADN) de esas células está dañado, la Bcl-xL se modifica y deja de protegerlas. Es decir, las células con mutaciones en su ADN normalmente mueren y, por tanto, no se convierten en cancerosas. Pero si está presente un determinado gen, esa modificación de la Bcl-xL no se produce y las células dañadas siguen multiplicándose, dando lugar al cáncer. Este descubrimiento, que se describe en un artículo publicado recientemente en la revista científica Cancer Cell, se debe a Rui Zhao del Babraham Institute de Cambridge, tal y como explica el experto en estos temas David Welsh. El doctor Zhao observó que la mutación que se produce en la Bcl-xL tras exponer las células a radiaciones, no se producía en presencia de un determinado gen relacionado con el cáncer. Es curioso que el gen que estudian en los experimentos del Babraham Institute, actúa como un mecanismo de doble efecto, pues además de inhibir la reparación del daño causado en el ADN, evita que mueran las células afectadas.En el primer caso, las mutaciones del ADN se producen rápidamente en todas las células que contienen ese gen, que al seguirse reproduciendo indefinidamente dan lugar al cáncer. Alexander explica que es muy probable que, si sólo se produjera uno de estos mecanismos, no hubiera cáncer. La catástrofe se produce cuando se dan los dos, por ese doble efecto. Entender cómo se inicia el desarrollo del cáncer podría llevar, en primer lugar, a nuevos tratamientos. El grupo del doctor Alexander ha demostrado además que la modificación crítica de la proteína Bcl-xL, que no se produce si está presente el gen del cáncer, antes incluso de que se declare la enfermedad, y está también bloqueada en los tumores tratados mediante quimioterapia. Por eso dice Alexander: "Si pudiéramos encontrar un modo de desbloquear esa influencia, desaparecería la acción de la proteína Bcl-xL que mantiene vivas las células cancerosas. El tumor desaparecería por sí solo o, por lo menos, se haría mucho más sensible a la quimio o la radioterapia".