Todo un paraíso para burros

Burros maltratados por sus propietarios, descuidados y hasta utilizados por delincuentes para el contrabando son rescatados por la asociación «El refugio del burrito», cuyos integrantes se desplazan a cualquier país europeo para rescatarlos y recuperarlos en la localidad malagueña de Fuente de Piedra. Hasta un centenar de ejemplares pueden acoger las instalaciones que este colectivo posee en Fuente de Piedra, donde dispone desde 2003 de una finca de unos 45.000 metros cuadrados que se ha convertido en el «paraíso de los burros», según explicó a Efe su director general, Iván Salvía, quien recordó que algunos de los casos con los que se encuentran son «espeluznantes». Un ejemplo es el de «Hope», un burro de Grecia al que «unos adolescentes le cortaron las orejas y le rajaron el lomo a golpe de pala», recordó Salvía, quien destacó que ahora vive «tranquilo» en Fuente de Piedra, donde, curiosamente, comparte «habitación» con un gallo y no guarda ningún rencor a los humanos, ya que «su sensibilidad les impide ser vengativos». Cinco trabajadores y dos voluntarios velan por la integridad de estos animales en este refugio, donde reciben sus tratamientos médicos, son aseados a diario y atendidos por el veterinario y cuentan con todos los cuidados necesarios para llevar una vida adecuada. Un simple paseo por este recinto permite al visitante comprobar que estos burros han sufrido brutales agresiones, pero también descubrir «su carácter noble, su fuerza, gentileza y, sobre todo, su sensibilidad», dijo Salvía. Estas características se pueden apreciar en «Farruquito», un burro que nunca se separa de «Alberto», un ejemplar ciego rescatado del zoológico de Nápoles. «Farruquito le guía por el recinto, le acompaña en todo momento, le advierte de los problemas y hasta le saca de los apuros», aseguró Salvía, que explicó que estos animales suelen tener una gran sensibilidad, detectan rápidamente quiénes tienen problemas y, a diferencia de otras especies, suelen ir en parejas, independientemente del sexo. Sorprendente también es el caso de «Momo», «arrestado» en Kosovo por contrabando, puesto que en esta zona «suelen cargar a estos animales con sustancias ilegales y, después, los dejan sueltos para que regresen a sus hogares con el material». Este colectivo, que no recibe subvenciones, salvó también de un trágico final a «Erica», que fue rescatada en el norte de España de un mercado de carne, donde suelen venderse para alimentar a los animales de circo y zoológicos.