Un cometa el día de Reyes
El cometa Machholz visible en todo su apogeo en estas fechas recuerda dos mil años después la profecía de la estrella de Belén
Durante siglos astrónomos y teólogos han tratado de descifrar la naturaleza del más misterioso astro de la Tierra: la estrella de Belén. Este astro sirvió de referente, de guía, según el evangelio de San Mateo, a los Magos de Oriente que siguiendo entre dunas y caminos su estela luminosa pudieron llegar en la fecha señalada cargados de oro, incienso y mirra hasta el lugar, una gruta recóndita, del nacimiento de Jesucristo. Reflexión Desde entontes, este acontecimiento que se recrea cada año con motivo de la fiesta de la Epifanía y que lleva a los hogares de todo el mundo la ilusión y los regalos ha sido motivo de reflexión y estudio. Pero ¿cómo era la estrella que guió a reyes y pastores en u caminar hacia el portal divino? Esta pregunta sigue suiendo una incógnita. En el siglo XIV Giotto pintó la estrella de Belén con la inconfundible cola que caracteriza a los cometas. Estos astros, que aparecen de forma inesperada, permanecen visibles durante varios meses y desaparecen luego sin dejar rastro alguno. Sin embargo, es poco probable que los cronistas bíblicos pensaran en un cometa como señal divina, ya que en aquella época estos objetos se consideraban portadores de malas noticias, cuando no causantes de catástrofes y desgracias. Además, los astrónomos chinos dejaron un registro muy detallado de los cometas visibles al comienzo de nuestra era (entre ellos el famoso cometa Halley),pero ninguno de ellos coincide con las fechas en las que los historiadores sitúan el nacimiento de Cristo. 1397124194 El Machholz En cualquier caso, sea un cometa o no, la casualidad ha querido que estos días señalados en todos los calendarios alcance su mayor brillo un astro llamado Machholz. Este cometa representa en el cielo una bola de hielo de pocos kilómetros de diámetro y hace recordar de alguna manera la historia mágica de los reyes. Sea o no sea una señal, su vista en el horizonte, lejos de las luces de las ciudades, aparece como un punto algodonoso entre las estrellas de la constelación de Taurus, muy cerca del famoso cúmulo de las Pléyades.