Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El lobo, la gripe y la vascomanía

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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PUEDE PARECER UNA CONFESIÓN, tanto de culpa como de incapacidad, pero no es eso, no es eso; lo que nos pasa, según la opinión de los más preclaros investigadores de la ciencia, arte o costumbre de la política local, es que no parece sino que todos los quebrantos nos corresponden a nosotros, hombres pacíficos del noroeste, con nieves perpetuas desde que empiezan a caer hasta el mes de agosto. No tan sólo acusamos el índice de parados más sólido de península social, sino que además nos acusan de lobos y se nos meriendan los rebaños, dando lugar a un cabreo singular entre la gente sufrida del campo y de sus parajes. Y como si para tantos males careciéramos de remedios adecuados y de atenciones sanitarias suficientes, se nos anuncia que la gripe, que es una de las patologías -¿o es más propio epidemias?- más severas de cuantas nos invaden, están a punto de colapsar los hospitales y los cementerios. De estos males, sin remedio a la vista, se habla, se discute, se analiza, se debate hasta la saciedad y en las estaciones de radio, se instrumentan todos los días, para regocijo de los oyentes, curiosísimos debates sobre el sexo de los ángeles y sobre la manera más eficaz de alcanzar la paz de los espíritus, para lo cual, aconsejamos seriamente que se consulte al farmacéutico, como para el tratamiento de la gripe o enfermedad endémica. En estas tertulias, nutridas por sabios capaces de enderezar el curso de los astros, se discute sobre todo de Ibarreche, (o como se escriba en euskera) y en sus discursos y proposiciones soberanistas, o sea independentistas, por lo general todos los opinantes opinan que deben oponerse a los designios del presidente vasco y para saber que es lo que nos corresponde entender sobre el concepto de nación, de nacionalidad o de socio comunitario, lo más indicado, conveniente e inteligente es consultar con el libro de la Constitución, que viene a ser como el Quijote de la política novelada que estamos sufriendo. Dicen los escribas que del lobo un pelo, para sugerir la idea de que más vale pelo en mano que lobo rondando y que del señor lehendakari vasco, ni un pelo; y aunque la fórmula refranera no nos sirve para librarnos de la gripe, si al menos nos permite solicitar de los mandos sanitarios que vigilan nuestro cupo de enfermedades que procuren ampliar cualquiera de sus generosas disposiciones, dado que la abundancia de enfermos y la carestía de cualquier tratamiento nos impide desplazarnos a Valladolid, por ejemplo, que es donde al parecer radican los centros de salud capaces de acogernos -Y curarnos!- porque entre nuestros ilustres y nunca bien ponderados médicos familiares corre el rumor de que también los profesionales leoneses, son de lo peor pagados y tratados de la comunidad. Acabemos con el lobo, con la gripe y con el Estatuto vasco y la paz será con nosotros y con nuestro espíritu. Pero, en tanto la algarabía confundidora no se aclara, al menos cierren sus bocas y no contribuyan con sus profecías y conclusiones a la confusión de las mentes humildes e indoctas a las cuales solamente les alcanza la angustia de sufrir el aumento de todos los precios, de todos, contribuyendo así a la alarma de las autonomías, todavía vigentes.

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