Diario de León

La Nasa lanza con éxito la nave «Deep Impact» que colisionará con el cometa Tempel 1 el 4 de julio

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Arantza Prádanos - madrid
León

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La nave Deep Impact de la Nasa vuela ya a la caza del cometa Tempel 1. Su misión, abrirle un boquete en pleno núcleo para estudiar sus entrañas y a través de ellas los misterios del origen del universo. La colisión tendrá lugar el próximo 4 julio, día de la fiesta nacional de los EE.UU., si todo sale como esperan los ingenieros y astrónomos responsables del proyecto. La cuenta atrás se cerró poco antes de las ocho de la tarde, hora española, y la secuencia del lanzamiento se desarrolló sin problemas en la estación de la fuerza aérea estadounidense de Cabo Cañaveral (Florida). Antes de la hora prevista, las 13:47 horas local, el cohete lanzador Boeing Delta II, «heredero» de los cohetes Delta que la Nasa ha usado desde 1960 en diferentes misiones, encendió sus motores para salir propulsado minutos después. La amenaza de fuertes lluvias y de un probable retraso en la salida del ingenio no se materializó y el horario se cumplió con precisión entre los aplausos de los equipos encargados del control de la operación. Argumento conocido El argumento suena conocido. Una nave sale al encuentro de un cometa de tamaño muy respetable -el Tempel 1 tiene unos seis kilómetros de diámetro- para interceptar su trayectoria a unos 400 millones de kilómetros por encima de nuestras cabezas. No hay tripulantes heroicos ni pende amenaza alguna sobre la Tierra. La penúltima misión de la Nasa tiene menos epopeya y mucha más trascendencia científica que sus remedos de celuloide. Se trata de obtener datos de la composición y estado del núcleo de los cometas. Desentrañar, entre otras preguntas aún sin respuesta, si han desempeñado un papel precursor de la vida en la Tierra, cuya fisonomía han modelado; si agotan su carga de hielo y gas o ésta queda encapsulada en el interior de su núcleo; por qué razón algunos permanecen «durmientes» durante milenios... Es lo que pretende la Deep Impact , que cuenta con un presupuesto de 330 millones de dólares, un equipo de 250 especialistas y llega en un momento de euforia para la Nasa tras el éxito de la Mars Rover Exploration (MER) y de sus robots Spirit y Opportunity . La « Deep Impact consta de dos módulos: el cuerpo central, equipado con un telescopio de 30 centímetros de diámetro, cámaras de alta y media resolución, instrumental de navegación óptica y un espectrógrafo de infrarrojos. Después de un viaje seismesino, recibirá las imágenes del impacto y las transmitirá a Canberra (Australia), Madrid y Goldstone (EE.UU.). Y, sobre todo, transportarán durante casi 6 meses al segundo elemento, clave en la misión, el «impactor», la sonda de apenas un metro de altura y diámetro, 372 kilos de peso reforzados con cobre, equipada con sus propios instrumentos de visión. El 3 de julio, 24 horas antes del impacto, la sonda se eyectará y viajará con su propio sistema de propulsión hacia el Tempel 1, cuya superficie socavará al caer en la cara iluminada por el sol.

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