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Publicado por
MANUEL MARLASCA
León

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HOY es probablemente uno de los días más felices de Isidoro (al estilo de los grandes en cualquier actividad, cuando se habla o se escribe de Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, basta con citarle por su nombre de pila para que todo el mundo sepa de quién se trata). Esta tarde la National Retailer Federation, que agrupa a las empresas de distribución más importantes de Estados Unidos, Canadá, América del Sur, Europa, Japón y Australia, le entrega en un acto al que asisten mil ejecutivos de todo el mundo, el «International Retailer of the Year». Dice el acta del jurado que el premio se le otorga por haber alcanzado una reputación internacional por su genio creador, inspirado liderazgo y servicio distinguido en la industria minorista, que le han convertido en líder en creatividad e innovación dentro del comercio mundial. Y todo esto -habría que añadir sin el menor «chauvinismo»- hecho desde España y para España, aunque ya El Corte Inglés está presente en Lisboa y se va a implantar en Oporto, la segunda ciudad portuguesa. Cuenta la leyenda que Harrods, los míticos grandes almacenes londinenses que presumen de que se puede encontrar en ellos desde un alfiler a un elefante, tuvieron el proyecto de instalarse en España, y para testar el mercado y la competencia mandaron una delegación a visitar El Corte Inglés, que le abrió sus puertas. Los ejecutivos de Harrods se marcharon de España no sin antes expresar a sus anfitriones su admirada felicitación y su renuncia a cual quier competencia con la que calificaron de «m ejor organización c omercial del mundo». Las conocidas prudencia y discreción de quienes gestionan nuestros grandes almacenes de bandera, me han impedido la confirmación o el desmentido a la anécdota, pero «si non e vero, e ben trovato», que diría un italiano. Porque el estilo impuesto en su día por Ramón Areces, creador de una empresa que es punto de referencia en el mundo entero, y mantenido por Isidoro Álvarez, que le sucedió al frente de la misma, ha hecho de estos grandes almacenes una especie de acorazado en el que navegan por las complicadas aguas de la distribución el éxito, como lo demuestra el galardón que hoy recibe en Nueva York su presidente, pero también la innovación, la atención al cliente y la creación de miles de puestos de trabajo. HOY es probablemente uno de los días más felices de Isidoro (al estilo de los grandes en cualquier actividad, cuando se habla o se escribe de Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, basta con citarle por su nombre de pila para que todo el mundo sepa de quién se trata). Esta tarde la National Retailer Federation, que agrupa a las empresas de distribución más importantes de Estados Unidos, Canadá, América del Sur, Europa, Japón y Australia, le entrega en un acto al que asisten mil ejecutivos de todo el mundo, el «International Retailer of the Year». Dice el acta del jurado que el premio se le otorga por haber alcanzado una reputación internacional por su genio creador, inspirado liderazgo y servicio distinguido en la industria minorista, que le han convertido en líder en creatividad e innovación dentro del comercio mundial. Y todo esto -habría que añadir sin el menor «chauvinismo»- hecho desde España y para España, aunque ya El Corte Inglés está presente en Lisboa y se va a implantar en Oporto, la segunda ciudad portuguesa. Cuenta la leyenda que Harrods, los míticos grandes almacenes londinenses que presumen de que se puede encontrar en ellos desde un alfiler a un elefante, tuvieron el proyecto de instalarse en España, y para testar el mercado y la competencia mandaron una delegación a visitar El Corte Inglés, que le abrió sus puertas. Los ejecutivos de Harrods se marcharon de España no sin antes expresar a sus anfitriones su admirada felicitación y su renuncia a cualquier competencia con la que calificaron de «mejor organización comercial del mundo». Las conocidas prudencia y discreción de quienes gestionan nuestros grandes almacenes de bandera, me han impedido la confirmación o el desmentido a la anécdota, pero «si non e vero, e ben trovato», que diría un italiano. Porque el estilo impuesto en su día por Ramón Areces, creador de una empresa que es punto de referencia en el mundo entero, y mantenido por Isidoro Álvarez, que le sucedió al frente de la misma, ha hecho de estos grandes almacenes una especie de acorazado en el que navegan por las complicadas aguas de la distribución el éxito, como lo demuestra el galardón que hoy recibe en Nueva York su presidente, pero también la innovación, la atención al cliente y la creación de miles de puestos de trabajo. 1397124194

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