Quien da lo que tiene, a pedir queda

En la Diputación dan apoyos, en El Corte Inglés desayunos y en las tiendas, paraguas para la que está cayendo (esta vez sólo en meteorología). A casa de tu vecino, a prestar favores y no a pedirlos, dice el refrán, pero del dicho al hecho.. Vale de refranes, que el asunto social de la capital del viejo Reino se mueve todos los días. Una de reuniones Una vez que el Ayuntamiento de León decidió sumarse a la iniciativa, la Diputación Provincial también suscribió ayer el convenio de colaboración por el que desde el Palacio de los Guzmanes se apoya la celebración de los actos del XI centenario de la muerte de San Froilán, en V centenario de la aparición de La Virgen del Camino y el sexagésimo quinto (que son 65 años, vaya) de la coronación. Al acto acudieron Javier García-Prieto, presidente de la Diputación, Julián López, obispo de León, Antonio Trobajo, responsable de relaciones externas y Enrique Gil, diputado de Deportes. Una de concursos Mañana viernes, a partir de las 11.00 horas, se celebrará en la terraza de la sexta planta de El Corte Inglés un desayuno-rueda de prensa, con motivo de la presentación del I concurso de carteles de Semana Santa, que convoca la cofradía del Dulce Nombre de Jesús el Nazareno. Acuden al acto Pablo San José, abad de la cofradía, Alfonso Martínez, secretario de la congregación, el pintor Ramón Villa, Marcos Suárez, propietario de Bodega Regia y el director de El Corte Inglés, Manuel Orellana, así como representantes de Caja España que ayer no habían sido confirmados aún. Una de traca Un ingeniero estonio que salió de su país para trabajar durante cinco meses en España se encuentra ahora, en Portugal, sin patria y sin documentos, explicó ayer a la radio estatal lusa Antena Uno. El ingeniero especialista en refrigeración Alexander Iurkov, ahora de 50 años, trabajaba en un barco y cuando en 1994 atracó en Las Palmas de Gran Canaria (España) decidió buscar trabajo en un buque español. «Cuando terminó el contrato quise regresar a casa, pero no me vendieron el billete en el aeropuerto, porque dijeron que mi país ya no existía», explica Iurkov, que en aquel entonces tenía un pasaporte de la antigua Unión Soviética, que desapareció en 1991. Iurkov alega que entonces se dirigió al consulado de Estonia más próximo «pero no me reconocieron como ciudadano estonio, me negaron el permiso».