El Pontífice anima a recuperar las «raíces cristianas» del país en una audiencia con los obispos
El Papa arremete contra el Gobierno por «propagar el desprecio» religioso
Juan Pablo II acusa, en un duro ataque al Ejecutivo del PSOE, de restringir la libertad religiosa
El Papa volvió a cargar contra las reformas sociales auspiciadas por el Gobierno socialista en un duro ataque que lanzó ayer en la reunión que mantuvo con un grupo de obispos españoles encabezado por el cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Española Antonio María Rouco Varela. El Pontífice, que ya en el mes de junio había leído la cartilla al embajador español en el Vaticano, Jorge Dezcallar, y al propio Zapatero, arremetió contra la política laicista emprendida por la Administración socialista, que, a su juicio, promueve el desprecio por la religión y la restricción de la libertad religiosa. Sin embargo, obvió la polémica sobre el uso del preservativo, que se desató esta semana en España a raíz de la postura de los obispos de permitir primero y negar después el uso del profiláctico para combatir el sida. «En España -explicó el pontífice- se va difundiendo una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva gradualmente de forma más o menos consciente a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública». «Raigambre cristiana» Juan Pablo II volvió a mostrarse especialmente crítico con reformas que el PSOE está llevando a cabo o planea hacerlo en el futuro, como la regulación del matrimonio gay, la ampliación de los supuestos del aborto, la investigación con células madre o la enseñanza de la asignatura de Religión. Pero a este ya tradicional discurso crítico añadió otras variantes con matiz claramente político, como el problema del agua en España, que encierra una condena velada al nuevo Plan Hidrológico, o el llamamiento realizado a los obispos en defensa de la unidad de España. Tras resaltar que España es un país de «profunda raigambre cristiana», subrayó de manera solemne que «esas vivas raíces cristianas no pueden arrancarse, sino que han de seguir nutriendo el crecimiento armónico de la sociedad». El anciano pontífice precisó en este sentido que el recto concepto de la libertad religiosa no es compatible con el laicismo. «No se puede cercenar la libertad religiosa», dijo, momento que aprovechó para denunciar que las nuevas generaciones de españoles están creciendo influidas por el «indeferentismo religioso, la ignorancia de la tradición cristiana y expuestas a la tentación de una permisivad moral». Sobre la asignatura de Religión en la escuela, el obispo de Roma aseguró que la juventud española tiene derecho desde el comienzo de su proceso de formación a ser educada en la fe católica, un derecho que debe ser garantizado por el Estado. La educación religiosa en los colegiosconstituye uno de los motivos de discordia entre el Gobierno socialista y la Conferencia Episcopal. «En España se difunde una mentalidad basada en el laicismo, ideología que lleva a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado» «La educación de los más jóvenes no puede prescindir de la enseñanza religiosa, cuando lo pidan los padres, con una valoración académica acorde con su importancia. De este modo, los poderes públicos deben garantizar ese derecho que tienen los padres» «Han cambiado mucho las cosas en el ámbito social, económico y religioso, dando paso a veces a la indiferencia religiosa y a un cierto relativismo moral que influye en la práctica cristiana» JUAN PABLO II Papa