El Vaticano y el Gobierno se acercan para rebajar la tensión

El Gobierno y la jerarquía católica intentaron ayer rebajar la tensión después de días de agrios desencuentros. Un día después de que el Ejecutivo convocara al nuncio de la Santa Sede en España para expresarle su malestar por las recientes palabras del Papa, Rodríguez Zapatero aseguró que la entrevista fue un «acto de cortesía». Con el encuentro sólo se pretendía explicar al embajador del Vaticano que en España no hay «ningún problema de libertad religiosa». Con el mismo tono conciliador, el presidente del Episcopado, Antonio María Rouco, sostuvo que la Iglesia no está «bajo asedio». Con todo, el Vaticano no cree que tuviera mucho sentido llamar a capítulo al nuncio de la Santa Sede en España, Manuel Monteiro, ya que la gravedad de la crisis no es tanta como para recurrir a un procedimiento muy poco habitual. En este sentido, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, emitió un comunicado en el que anima al Ejecutivo a que haga «una lectura atenta del discurso completo del Pontífice, que ilustra bien la posición de la Iglesia». Durante su vista a Chile, el presidente del Gobierno aclaró que el objeto de convocar al nuncio tenía como fin evitar algunos malentendidos. Según Zapatero, el Gobierno quería «explicar» que algunos aspectos del discurso de Juan Pablo II no se correspondían con la realidad, sobre todo lo referido a enseñanza de la religión. Libertad religiosa El jefe del Ejecutivo insistió en que respeta las opiniones del Pontífice, aunque subrayó que España vive «el momento de más libertad religiosa de toda su historia». Y frente a anteriores aseveraciones que pregonaban que la Iglesia era víctima de una persecución, el cardenal Rouco adoptó ayer un tono mucho más comedido. Según Rouco, los problemas que se viven en España son muy parecidos, «desde un punto de vista doctrinal, cultural y espiritual», a los que ocurren en otras parte de Europa. En una entrevista publicada por el diario católico Avvenire, Rouco lamentó que en España prime un «clima de positivismo y relativismo», que hace que las normas jurídicas no estén inspiradas por la moral. El arzobispo de Madrid reconoció que la vuelta del PSOE al poder ha reabierto un problema «que parecía resuelto». Y es que la decisión de suspender la aplicación de la Ley de Calidad de la Educación (Loce), que establecía la obligatoriedad de la asignatura de religión, ha dado lugar a que se vuelva al punto de partida del primer Gobierno del PSOE. El presidente del Episcopado exhorta a los católicos a que «no se puede ser cristiano en casa sin implicarse como tal en el ambiente que nos rodea», sentenció. Y a pesar del alejamiento de los jóvenes de la religión, Rouco aprecia síntomas de que en Europa y España está aconteciendo «un despertar de la conciencia de los católicos». Por otra parte, Eduardo Zaplana, calificó ayer de «insólito» y «desproporcionado» que el Gobierno convocara el miércoles al nuncio del Vaticano y advirtió de que existe un «grado de sectarismo y radicalismo» que no había conocido la democracia, ni siquiera con los anteriores gobiernos socialistas. «Los problemas que se viven en España son muy parecidos, desde un punto de vista doctrinal, cultural y espiritual, a los que ocurren en otras partes de Europa» ANTONIO ROUCO VARELA Cardenal de Madrid