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SERÁ BORDE y enervante, pero la gripe y sus seis días de camita son una conquista histórica de la especie y un irrenunciable patrimonio universal, que no hay nada más universal que el moquillo que pinga. Inteligente virus el de la gripe, tipo astuto, muta códigos, despista al enemigo total y gana siempre. Imbatibles enemigos como este merecen respeto y hasta sus honras. Tus verdaderos enemigos, no te engañes, son los laboratorios farmacéuticos y las nuevas generaciones de antigripales con su carrada antibiótica y su cebada al rabo. Esos investigadores a las órdenes de la Máquina pretenden con sus falsos milagros que tus seis días de gripe se queden en dos y hasta en nada, de pie, a madrugar, a producir, tate listo, paisano, pero tú tate quieto, rapaz, hoy no te tomas la medicina, al cuerno el jarabe, fuera pastillas, el supositorio se lo pones al ficus, verás qué bien, a sudar con ponche fervudo, tú solito en la salita, por fin el sofá tuyo, espatarré, arropado y con la prensa, tele, unas revistas y ese libro que nunca acabas de empezar, un leve quejido, te traen un zumito y después con un suspirín viene un caldo, te sube la fiebre un poco, ¿vas a cortarle el paso?, necia terquedad, ningún año lo lograste, desiste, alíviate con paseíto de pasillo y butacón, pide mimos aunque te digan ¡cuánta guerra das!, fórrate con bata gorda, arrastra las zapatillas y ¡a comer!, qué bien, cuánta atención, vaya, hombre, consomé y merlucita a la plancha... y entonces te acuerdas de la vieja certeza: «Cuando veas a un pobre y a una merluza juntos es que uno de los dos está malo». Las gripes y las nevadas de colapso deberían contemplarse en convenio colectivo. Si los funcionarios tienen «moscosos», concédanse «griposos» al resto de los mortales sin necesidad de baja médica. ¿Se para el mundo si te tomas seis días de gripe?, ¿acusan ese día tu baja laboral las cotizaciones de Bolsa?, ¿quiebra tu empresa porque estés tosiendo una semana?... Cuídate, cúrate con calma y ponte un coñac con miel y una yema. Seguramente, este combustible no hará mella especial en el virus, que ya está borracho de mala leche, pero a tí te sentará mejor que las pastillas, ni lo dudes. Y proclama bien alto el undécimo derecho universal del hombre (y de la mujer, vaya): Toda persona tiene derecho a una gripe anual. Que no te lo chafe la química.