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Publicado por
León

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Con más sentido práctico que buen gusto, en Roma empiezan a hacerse cálculos otra vez sobre quién será el próximo papa. El repentino declive en la salud de Juan Pablo II ha reavivado las quinielas de candidatos y los análisis con lupa de las cuestiones matemáticas del cónclave. Es una tarea tan apasionante como resbaladiza, empezando por el primer hecho objetivo: se llevan haciendo pronósticos desde hace diez años y ya son decenas los cardenales que han sido citados en alguna ocasión como aspirantes. Aún así, se sigue intentando. La primera referencia son las líneas de fuerza del cónclave, y conviene desterrar algunos presupuestos errados. Uno, que es la primera vez que hay más cardenales del Tercer Mundo que de Occidente. No es verdad, lo cierto es que el equilibrio geográfico es prácticamente el mismo que eligió a Juan Pablo II en 1978. Otro lugar común es concluir que será elegido un pontífice de continuidad, en la línea de Juan Pablo II, porque casi todos los participantes del cónclave han sido elegidos por él. La historia dice que los príncipes de la Iglesia suelen preferir un pontífice que haga de contrapeso al anterior. Según el afamado vaticanista norteamericano John L. Allen, los cardenales «tienden a apoyar un candidato que pueda corregir las carencias del anterior. Este analista cree que algunos de los nuevos desafíos son promover la colegialidad, el diálogo con otras religiones, las injusticias de la globalización, la familia o el papel de la mujer en la Iglesia.