El número dos del Vaticano, Sodano, deja a la conciencia del Pontífice su posible renuncia
El temor a que el Papa se quede sin voz reabre el debate de su dimisión
Deberá continuar hospitalizado al menos hasta el próximo jueves Una intervención cuestionada
Aunque un comunicado oficial confirmó ayer que la salud del Papa mejora, el portavoz Navarro Valls anunció que Juan Pablo II continuará hospitalizado al menos hasta el próximo jueves, día en el que se decidirá si abandona o no el hospital. Todo indica que del inicial optimismo, que hablaba de 10 días de estancia en el Policlínico Gemelli, se ha pasado a una apreciación más realista. «Por evidentes motivos de prudencia se ha aconsejado al Papa prolongar su permanencia en el hospital algún día más», se asegura en la última nota. Posible pérdida de la voz Tras la polémica sobre si era o no la voz de Juan Pablo II la que se oyó durante la bendición del domingo, lo evidente es que ésta era muy baja, ronca y con claros signos de fatiga, lo que ha activado el temor de que se pueda quedar sin voz. Este hecho reabrió ayer el debate sobre un eventual abandono del pontífice. El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, señaló: «¿La dimisión del Papa? Dejémoslo a su conciencia. Si hay alguien que sabe lo que hay que hacer, ese el él». Así parece dejar una puerta abierta a la posibilidad de una renuncia ante una hipotética pero probable pérdida de la dicción por parte del Papa. Médicos y especialistas coinciden en subrayar que el párkinson produce en muchos pacientes un debilitamiento del sistema respiratorio, laringe, garganta y cuerdas vocales. «El párkinson no se cura, solo puede frenarse», afirma el doctor Corrado Manni, anestesista del Pontífice. «Puede tener otras recaídas», recalca, mientras tacha de imprudencia que el día 31 saludara a los fieles desde la ventana abierta del Vaticano en una jornada de frío polar. Problemas litúrgicos En el 2003, cuando el parkinson comenzó a darle los primeros problemas, el cardenal Jorge Mejía dijo que «un mudo no puede celebrar misa». Los expertos señalan que un pontífice sin poder hablar no puede pronunciar ciertas fórmulas que son de su competencia exclusiva. El vaticanista Orazio Petrosillo confirma la situación desencadenaría serios problemas de tipo liturgico y canónicos. Además señaló que «así como ha tenido que dejar de caminar por la enfermedad, ahora le pasa algo parecido con la articulación de las palabras», indicó Orazio Petrosillo.