Diario de León

Creatividad y pluralismo

La burgalesa Amaya Arzuaga convenció en su esperado regreso a la cita madrileña sin eclipsar la esmerada colección de lencería de Sardá ni el colorido de Montesinos

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Mercedes Rodríguez - madrid
León

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En Cibeles han medido este miércoles sus fuerzas diseñadores que tienen marcadas señas de identidad, estilos propios que les han abierto las puertas al exterior. Se trata del valenciano Montesinos Alama, la burgalesa Amaya Azuaya -que ha vuelto a Cibeles después de ocho años de trabajo intenso en el mercado internacional--y un veterano de la lencería, el barcelonés Andrés Sardá. Junto a ellos, el delicado romanticismo de la coreana Julie Sohn. Francis Montesinos se sumerge en el españolismo de los volantes y toreros para inspirar su colección de otoño-invierno 2005. Colorista y vistosa, como siempre, Montesinos ha hecho nombre en su veterana andadura, un sello propio que siempre traslada a los estampados. Los de este año, en los que mezcla granates, negros, marrones y oro, llevan dibujadas fotos de su niñez para remarcar su propia personalidad. Mano maestra a la hora de su puesta en escena y al complementar sus prendas -grandes fulares que mezclan tela y punto- Montesinos garantiza el espectáculo en la pasarela. La lencería de Andrés Sardá siempre es un recital de buen gusto y fantasía. Si en verano sus bañadores, acompañados de amplios pareos, pueden servir para la noche festiva, igual ocurre con su lencería. Pendiente, como Montesinos, del espectáculo de la pasarela, Sardá acompaña sus prendas con grandes batines de seda de raso y formidables túnicas de cristales de swarovski o lentejuelas. Arzuaga y la deconstrucción La coreana Julie Sohn, formada en Nueva York y afincada también en Barcelona, siempre demuestra delicadeza y armonía en sus creaciones. Esta vez mira a Rusia para buscar su inspiración, que se transforma en faldas abullonadas por debajo de la rodilla -tendencia que se impone para el próximo otoño- pero sin exageraciones. Amaya Arzuaga es una de las firmas españolas de moda más internacionales, con unas cifras de exportación que representan el 65% de la producción total. Su vuelta a Cibeles ha estado a la altura de las expectativas creadas. La diseñadota burgalesa ha aplicado la deconstrucción a la moda, tendencia que se transforma en bolsillos que se cosen por fuera, volantes y volúmenes que forman diferentes capas. Se crea así un efecto redondo en las faldas, rematadas en globo. Kina Fernández se remonta a las campañas napoleónicas en la Europa del Este en busca de historia para hilvanar su colección, con un cierto toque militar, que lleva a chaquetas cruzadas con doble botonadura y con amplias solapas. Cerraron la tercera jornada de esta 41 edición los madrileños Locking Shocking, premiados el año pasado en Cibeles.

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