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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Otro submarino nuclear

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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NOS REUNIMOS TODOS los de la comuna a la voz del que manda más o menos. Y explicó: «Os he reunido para analizar lo de la dotación de una constitución democrática a Europa, que la pobre ya no puede con la risa ni con los inmigrantes y hay que restablecer las reglas». Y todos los asistentes a la magna reunión de antemano dijimos que bueno, que sí, que por nosotros no quedaría y que Europa es lo primero. Y la Casilda, que es una chica que representa a Los Verdes, que te quiero verde, levantó la mano y el grito para plantear el verdadero problema de la parte contratante: «Señor Presidente, todo lo que nos ha explicado lo entendemos, que aunque somos de provincias, también hemos leído El Quijote. Ahora bien o ahora mal, según convenga, pregunto, con todo el poco respeto que les tengo: Inglaterra, o sea la Gran Bretaña o la Pérfida Albión, como usted guste, es Europa?» Y añadió: ¿Esta España nuestra de cada día, poblada de gentes majas llegadas en patera de todos los puntos cardinales y mortales de la esfera es también Europa, o como Europa solamente debe entenderse aquel poblado, comunidad o cabildo con acorazados y derechos de pernada?. Lo digo, compañero o lo que fueres, porque la tal pérfida de Las Malvinas y del pirata Drake, que no nos dejó disfrutar de América nunca, ha tomado el sagrado suelo de la Patria de Sancho el Fuerte, por el pito del sereno y nos ha vuelto a plantar al costado mismo de España, otro submarino nuclear en estado comatoso». La injuria es tan grave como si la selección de la pérfida Albión, en lugar de tocar la Roca, hubiera desembarcado en el Bernabeu. El señor Moratinos, que algunos dan en llamar Desatinos, cumpliendo con su deber, se ha dirigido suavemente, eso sí, discretamente, con fino talante, a la representación de la dicha Inglaterra ocupacional para protestar, sugiriendo que ya que nos ocupen el territorio desde hace cerca de cuatrocientos años sin que nosotros hagamos nada grosero para evitarlo, por ejemplo mencionándoles algunas de las algazares de su Corte, al menos, parece querer dejar sentado el señor ministro nuestro, que los submarinos que nos envíen que no constituyen un estorbo y un peligro. Los ingleses, después de los arreglos últimos entre los unos y los otros se han convertido, en uso de los derechos que ellos mismos se atribuyen, en dueños y señores no solamente de Gibraltar y sus alrededores, sino también de los usos y costumbres heredados de los monos de la roca. Y ante esta descarada conculcación de los derechos hispanos, el pueblo superviviente pregunta: «Si somos europeos con todos los derechos, ¿por qué los pérfidos ingleses nos han convertido en taller de chapuzas para cobijo y arreglo de sus submarinos averiados?. Se entiende, se debe entender, que una vez establecida la Constitución europea, los ingleses dejarán de abusar de nuestra paciencia y como consecuencia justa se nos permitiera impedir que los ingleses sigan abusando de nuestra paciencia». Y una de dos o de tres: O todos somos europeos y nos debemos respeto o alguna de las partes contratantes no funciona de acuerdo con los dictados de la Constitución Europea. Y si hemos de transigir con los poderosos ¿para qué coña queremos la Constitución europea?

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