Diario de León

Una empresa se ofrece a reciclar las 100.000 toneladas de escombros en nueve meses

El fuerte viento obliga a retrasar el desmontaje de la torre Windsor

Las grúas son seguras con una fuerza de 32,4 kilómetros hora y hoy soplará a 60

La demolición tendrá que esperar a que desaparezca el viento

La demolición tendrá que esperar a que desaparezca el viento

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Paloma Abejón - redacción | madrid
León

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El mal tiempo retrasará el inicio de los trabajos de demolición del Windsor. Estaba previsto que hoy se comenzara a desmontar la grúa pluma que hay encima del rascacielos y que milagrosamente sobrevi-vió al fuego, pero el viento que se anuncia para las próximas horas lo va a impedir. De hecho, la idea era que ya ayer hubieran procedido a retirar los elementos del edificio que en la inspección realizada anteayer mostraban mayor peligro de derrumbe. Las tres enormes grúas montadas para llevar a cabo el derribo por partes del rascacielos están ya operativas, pero fuentes de la empresa Grúas Peninsular confirmaron ayer que no pueden trabajar cuando el viento tiene una velocidad por encima de los 9 metros por segundo, es decir, unos 32,4 kilómetros por hora. Para hoy se prevén unos vientos en Madrid de 60 kilómetros por hora, el doble de la velocidad máxima recomendada. La seguridad es importantísima para poder comenzar, ya que los trabajos se desarrollarán a 98 metros de altura (es lo que mide el Windsor). El plan previsto es que mientras dos de las grúas situadas en la calle sostienen la grúa pluma que hay en la azotea, desde una tercera personal colgado dentro de una jaula proceda a cortar en trozos la pluma. Cuando se inicien los trabajos de desbroce de la estructura calcinada del edificio estará lista también una gran pantalla de neopreno que sostendrán otras dos grúas auxiliares y que protegerá a la maquinaria y al personal de la caída de escombros hacia el suelo. En total, se estima que los trabajos podrán finalizar en el plazo de 10 o 11 meses, pero las condiciones climatológicas serán determinantes y a partir de hoy se espera una nueva ola de frío. Serán los responsables de la obra y de las empresas los que decidirán hoy si pueden co-menzar los trabajos. Los escombros Todavía no se ha decidido que se hará con las 100.000 toneladas de escombros que generará la demolición de la torre Windsor, pero ayer la planta especial de tratamiento de residuos de construcción y demolición de la empresa pública Gedesma, ubicada en Navalcarnero, anunció que ellos podrían reciclar todo y ponerlo luego a la venta como nuevo material de construcción en unos ocho ó nueve meses. Esta compañía, perteneciente a la Consejería de Medio Ambiente, seguiría dos líneas de trabajo: una para los escombros que lleguen a la planta limpios, como hormigón y ladrillo, que serían molidos y triturados obteniendo distintos productos listos para la venta, y otra para los residuos mezclados (hormigón, ladrillo, cristales, hierro, acero, cables, plástico o papeles), que se reciclarían por separado. La familia Reyzabal, propietaria del inmueble, reiteró que «debe procederse cuanto antes» a la demolición, con urgencia, eficacia y seguridad, y afirmó que el pasado día 25 presentó ante el juzgado una solicitud para que sus técnicos puedan acceder de nuevo al edificio.

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