Diario de León

Juan Pablo II se asomó un minuto con aspecto debilitado y gestos de dolor en su cara

El Papa reaparece y bendice a los fieles desde la ventana del hospital

«Os pido que sigais rezando por mí», leyó el obispo argentino Sandri en nombre de Pontífice Lágrimas

El equipo médico y personal?de confianza,?con el Papa ayer en el hospital

El equipo médico y personal?de confianza,?con el Papa ayer en el hospital

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Juan Lara - ciudad del vaticano
León

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A pesar de estar enfermo, con una traqueotomía y muy débil, Juan Pablo II, de casi 85 años, no quiso faltar a la cita del Ángelus y, aunque no pudo dirigir el rezo, hizo un gran esfuerzo y se asomó a la ventana de su habitación del hospital Gemelli para impartir la bendición. No estaba prevista esa aparición, que pilló por sorpresa a las miles de personas reunidas en el Policlínico romano y en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde el «número tres» de la Santa Sede, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, acababa de leer en su nombre el texto previsto para este ángelus, el primero en los 26 años de Pontificado que no rezaba el Papa. Pocos minutos después del mediodía y nada más concluir Sandri de bendecir en nombre del Papa, las cortinas del apartamento que ocupa el Papa en la décima planta del Gemelli comenzaron a abrirse, apareciendo el Pontífice detrás de los cristales, sentado en un sillón que empujaba su secretario Mieczyslaw Mokrzycki. A su lado estaba el cardenal secretario de estado, Angelo Sodono, y su secretario de toda la vida, el arzobispo Estanislao Dziswiz. La aparición tras los cristales duró un minuto escaso y se le vio como se tocaba la garganta. Aspecto débil Juan Pablo II presentaba aspecto muy débil y los gestos de su cara reflejaban sufrimiento. Sacando fuerzas de flaqueza impartió la bendición. Inmediatamente después volvieron a echarse las cortinas. El Papa había ordenado que ayer rezara el Ángelus en su nombre el arzobispo Sandri, de 62 años, que leyera el texto y que impartiera la bendición. El Vaticano -ante la importancia de este hecho, ya que es la primera vez desde 1978, cuando fue elegido Pontífice, que no lo hace- organizó el rezo en el atrio de la plaza de San Pedro, donde en las pantallas gigantes de televisión se vio una imagen de Juan Pablo II bendiciendo. «Queridos hermanos y hermanas de nuevo me dirijo a ustedes desde el Gemelli. Os agradezco con afecto y os siento a todos cercanos. Pienso en los que estáis reunidos en la plaza de San Pedro y a los que desde todos las partes del mundo se interesan por mí. Os pido que sigáis rezando por mí», escribió el Papa en el texto leído por Sandri. El Obispo de Roma agregó que este tiempo de Cuaresma ayuda a comprender mejor el valor del sufrimiento, «que en un modo u otro nos llega a todos». Karol Wojtyla, que padece parkinson, artrosis, no puede caminar y ha sido sometido a una traqueotomía para poder superar la nueva crisis respiratoria aguda, agregó en su texto que cualquier forma de dolor humano encierra en sí misma una promesa divina de salvación y de alegría. «Quisiera que este mensaje de consuelo y de esperanza llegue a todos, especialmente a quienes atraviesa momentos difíciles, a quien sufre en cuerpo y en espíritu», afirmó el Pontífice. El Papa concluyó reiterando su entrega a la Virgen y subrayando su lema de Pontificado Totus Tuus , «sigo siendo todo tuyo».

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