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Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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AMENÁBAR está de moda y la suerte parece acompañarle por donde quiera que va. Unos dirán que si está en la cresta de la ola es por su trabajo e innegable talento, otros le envidiraran. Lo que es incuestionable es que en estos momentos se ha convertido en uno de esos directores-fetiche que tiene éxito con cuanto hace. Bueno pues dicho todo esto tengo que decir que me voy a salir del guión, o sea que voy a ir contracorriente. A mí me gusta el cine de Amenabar pero no me ha gustado Mar Adentro , es más, estaba convencida de que el Oscar se lo iban a dar a Los chicos del coro una película de una sensibilidad extraordinaria. Ojo, no digo que Mar Adentro sea una mala película, todo lo contrario, la película tiene una factura cinematográfica perfecta, y Javier Barden borda el papel del tetrapléjico Ramón Sanpedro, y desde luego el oscar al mejor maquillaje debería de habérselo llevado Manolo García. He llegado a la conclusión que el problema no es de la película sino de la historia, es la historia de Ramón Sanpedro la que me deprime y me deja una sensación amarga. Aseguran que Mar Adentro está llena de vida, pero a mí me parece todo lo contrario. La que sí está llena de vida y pone los pelos de punta es Million Dolar Baby , la galardonada película de Clint Eastwood. A simple vista alguien podría caer en la tentación de pensar que ambas películas tiene un nexo común: el deseo de morir de dos personas sin esperanza, pero las diferencias son superiores a cualquier punto de coincidencia. Million Dollar Baby es una película cuyos protagonistas luchan por vivir, por encontrar significado a la vida, y hacen de esa lucha su razón de ser, no un espectáculo. No intentan redimir nada ni a nadie, sino que se enfrentan consigo mismos, dejando todos sus sentimientos a flor de piel, con un montón de preguntas que cada espectador se responde como buenamente puede. La película de Eastwood no es una película sobre la eutanasia, sino sobre la vida, una vida, la de la protagonista, que encarna una extraordinaria Hilary Swank, que termina sobre una cama de hospital sin posibilidad de sobrevivir, viendo cómo cada día pierde uno de sus miembros. La vida de una mujer que parte de la nada, de la miseria, y en la huida a una vida mejor donde poder tener un atisbo de dignidad, hace del boxeo esa vía de escape.