CRÉMER CONTRA CRÉMER
Tiempo de rebajas
LEÓN VOTO sí. Ya somos más europeos que De Gaulle. Cerca del 90 por ciento de los que acudieron a la cita con las urnas el pasado 20 de febrero, dieron el sí y fueron bendecidos. Desde Eslovaquia, Francia, Alemania y la Italia del europeísta señor Berlusconi, gritaron: ¡Que se besen! ¡Que se besen! Y el pueblo fiel se besó. Y los encargados del atrezzo recogieron todos los bártulos y aquí no pasó nada, ni siquiera los cuatro romanos y los cinco cartaginenses del romancero lorquiano cruzaron esas palabras finales de toda contienda, en el cual, el vencedor y el vencido, escupen la adrenalina sobrante tras encuentro. La Constitución para la nueva Europa ha sido aprobada con todos los merecimientos. Y el que se quedó fuera de juego o en el banquillo por inservible, se consoló asegurando que la partida fue, si, tranquila y civilizada y que por tanto la democracia ha sido confirmada hasta el fin de sus días. O sea hasta que San Juan baje el dedo y diga aquello de: «Se acabó lo que se daba». El día 20 del dichoso mes de las nieves del año de gracia de 2005 será una fecha de obligado registro en los anales de todas las chancillerías del mundo, incluyendo, claro es, la del señor Moratinos... Y el mundo y las guerras de oriente y de Occidente y los trucos para consolar al triste y vestir al desnudo seguirán practicándose con destreza. Pese a tantas glorias juntas, no faltaron gentes del mal andar que se adelantaron a las candilejas para dejar constancia de su opinión, que dicen que va a misa. En esta operación democrática por la constitución europea, que si Dios no lo remedia será instaurada así que maduren las brevas y el resto de las naciones, se ha producido el fenómeno, no por esperado, ha sido menos doloroso. La mayor abstención que registra la historia de nuestras consultas políticas. En la provincia de León concretamente, que es donde hemos de convivir los unos con los otros y los otros con los unos, votaron 196.439, osease el 46,75 del censo y se abstuvieron 223.791, lo que ofrece un 53,25 por 100. Y no es porque nos acucie la necesidad de romper lanzas a favor de los votantes y de los no votantes de la Legio Séptima Gémina, pero más votos se perdieron en la comunidad autónoma de Cataluña, ya ven ustedes, con la amistas que nos une con Pasqual Maragall y en el País Vasco, todavía, en pos de un estatuto a la medida (¿de quien?). Afortunadamente, el ágil movimiento de las estadísticas nos permite declarar a los cuatro vientos que León se ha portado como el señor José Luis Rodríguez Zapatero esperaba de él y a partir de este momento, insistiremos, hasta conseguir el convencimiento general de la ciudadanía, que hemos ganado, que hemos resultado vencedores y que ya no podemos seguir gobernando con la cabeza bien alta. Y oiga usted, señora: La democracia es tan necesaria para los pueblos como el comer. Los que hemos tenido que vivir, si a aquello se le podía llamar vida, sin democracia propiamente dicha, porque lo de la democracia orgánica era un truco, un timo, como el de la estampita, los que entendemos la democracia propiamente dicha, porque lo de la democracia orgánica era un truco, un timo, como el de la estampita. Los que entendemos la democracia efectivamente como el gobierno del pueblo para el pueblo, aceptamos el resultado de esta prueba del 20 de febrero auque sea con rebajas. ¡Y ahora que Dios reparta suerte!