Memoria de España
COMO SI los esfuerzos de recuperación de la verdad histórica hubieran sido baldíos, como si las mentiras y las mixtificaciones de la historiografía franquista se hubieran cincelado de manera indestructible en la memoria oficial, Televisión Española sirvió a los espectadores hace un par de días un falso, mendaz y ofensivo recordatorio de lo que realmente fue la II República Española, nuestro más inmediato antecedente democrático, y la posterior sublevación fascista que acabó violentamente con ella. La serie Memoria de España , heredada por los actuales gestores de la televisión pública del equipo anterior, ofreció en el último capítulo un auténtico recital de disparates que, por su número, encadenamiento y envergadura, sólo pueden ser atribuidos a la mala intención falsificadora de sus autores. Recogiendo el tradicional argumentario franquista, tan manido, el capítulo que los telespectadores pudieron ver el pasado martes no nos ahorró ninguno de sus tópicos infamantes: la inevitabilidad de la Guerra Civil, la persecución de la Iglesia Católica por parte de la República, el calificativo de bando al aludir a la España leal y al Gobierno legítimo, la igualación de los desafueros y crímenes cometidos en una y otra zona... Cuando para la reconstrucción veraz del traumático episodio de la Guerra de España, el más traumático de nuestra historia, se ha tenido que desbrozar previamente el alud de mentiras autoexculpatorias del franquismo, resulta obsceno e irresponsable recuperarlas y darles cancha en un medio público. Ni la guerra fue inevitable, pues nadie la quería salvo los rebeldes que la declararon e impusieron, ni la República persiguió a la Iglesia Católica, sino los hampones y los incontrolados surgidos precisamente a causa de la Sublevación, ni los crímenes de éstos fueron equiparables a los de la máquina exterminadora fascista, que continuó su obra asesina hasta mucho después de concluida la contienda, ni la España leal era un bando, y sí, en cambio, y de bandidos, la que utilizó tropas mercenarias extranjeras para destruir la democracia y la República y aherrojar al pueblo español. ¿Memoria de España? Memoria franquista, más bien. Algo indigno de remover en los tiempos que corren.