La Iglesia elige por sorpresa como nuevo jefe a un obispo dialogante

El obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, fue ayer elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para los próximos tres años, después de que Antonio María Rouco Varela se quedara a un sólo voto de los dos tercios que necesitaba para alcanzar el que hubiera sido su tercer mandato. Tras dos votaciones, quedaron frente a frente dos figuras, la de Antonio Cañizares (arzobispo de Toledo y representante del sector más conservador de la Iglesia) y la de Blázquez, que se impuso a su oponente por 40 votos a 37 gracias al respaldo de los obispos nacionalistas y a los seguidores de Tarancón, es decir, a los más moderados. En aras de conciliar ambas posturas y con el fin de no dar una sensación de división interna de la Iglesia que, según aseguran, no existe, Cañizares fue elegido poco después vicepresidente de la Conferencia Episcopal, por lo que la dirección de los prelados ha quedado equilibrada. Ricardo Blázquez, en su primera intervención ya como presidente, trasladó al Gobierno su voluntad de cooperación en los distintos asuntos de la agenda política que afectan a la Iglesia Católica y manifestó que su intención con la asignatura de Religión es que se cumplan los acuerdos IglesiaEstado. Nada más y nada menos Reacciones La elección de Blázquez como líder de los obispos españoles ha sido contra todo pronóstico, ya que la reelección de Rouco Varela se daba casi por asegurada y de no ser así se barajaban los nombres de los dos representantes de las corrientes más mayoritarias (Cañizares por parte de los más conservadores y el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, por los más progresitas). En principio, la elección del obispo de Bilbao como nuevo presidente de los prelados espanoles ha sido acogida con unanime satisfaccion en la clase politica. El José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que él siempre es favorable a los cambios «por motivos obvios» y el secretario de Organización, José Blanco, envió un telegrama «con los mejores deseos de cara a la nueva etapa. Por su parte el PP manifestaron su confianza en que Blázquez no haga cambios en la postura de la Iglesiaya que según declaró Eduardo Zaplana «las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno no dependen del presidente de los obispos». Por otro lado, la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, manifestó su deseo de que la Iglesia se acerque más a los problemas reales de Euskadi y desde el PNV, el presidente del BBB, Iñigo Urkullu, manifestó que fue «una sorpresa muy positiva» su nombramiento y destacó su prudencia y mesura y la de los obispos vascos «ante las interpretaciones de la Conferencia Episcopal sobre la nueva propuesta de nuevo Estatuto político para Euskadi».