Ahora la paz no vuela, trota

«No sabes lo que es esto para ellos. En su sistema de vida normal, la noche es bombas, horror, gritos, ruidos.. Y aquí, cuando se acostaron anoche, todo era silencio, y paz, y se han puesto un poco nerviosos porque se les hace difícil confiar. Tienen miedo, todavía les queda la psicosis de que vuelvan los americanos, como dicen ellos». Hasta donde no llegaron ayer las palabras de los once niños iraquíes que desde anteanoche se alojan en «El Caserío» de la Fundación Carriegos, alcanzó la expresión de sus caras y las reacciones, humanas, internacionales, comunes por encima de la Santa Cruz o la Media Luna. El acto de presentación oficial del Campamento de Terapia Ecuestre se convirtió en un baile de cámaras, flashes y focos que superó con creces la capacidad de los pequeños. La vida tiene a veces estas cosas, que los heridos y los muertos se vuelven asunto común en determinadas zonas del planeta, pero los micrófonos no. Mary Al Jazrawi es la intérprete del grupo. Aterrizaron en León en la noche del domingo, van a pasar 14 días en León, unos aprovechando las excelencias de las instalaciones, y otros, sometiéndose a revisiones médicas. Hay un niño afectado de un posible proceso oncológico al que se tratará en la clínica Altollano. Fadua ha tenido más suerte. Fue intervenida en el corazón anteriormente, y ahora solamente hay que constatar que la recuperación ha ido bien. «Me gustó mucho el Parque de Atracciones, pero los caballos son más bonitos, el blanco es el que me gusta» dijo. Y luego, su propia timidez la envolvió. El acto de presentación oficial de la iniciativa fue dirigido por Pablo Álvarez, vicepresidente de la Fundación Carriegos, que excusó la presencia de la cabeza visible de la entidad, Santos Llamas, por asuntos de trabajo. Acudieron también Ana Rosa Sánchez, directora de Lagun Air, Lorenzo Carro, en representación del Ayuntamiento de Villaquilambre, Oscar Barredo (Alsa) y Alejandro García, jefe del departamento de relaciones externas de El Corte Inglés. Dijo el Padre Ángel, la voz de Mensajeros de la Paz, que son estos «días de satisfacción. Hace 18 meses que estos niños no sonreían en Bagdad, y necesitan un apoyo diferente, porque algo tan común como el paseo que dieron ayer por la Plaza de Oriente en Madrid, es imposible en Irak a estas alturas». «La guerra no es para nadie, pero para los niños, menos» insiste Mary. Durante dos semanas, la paz es de verdad, y los únicos ecos que rompen el silencio tienen forma de relincho. Angelitos...