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Publicado por
RAMÓN PI
León

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LOS POLICÍAS municipales vieron, perplejos, cómo a las tres de la madrugada unos tipos se disponían a desmontar la estatua ecuestre de Franco que había en los Nuevos Ministerios de Madrid. Debieron de pensar que ya estaban otra vez algunos borrachos patrióticos, esta vez de la izquierda, dispuestos a una hazaña de las suyas, y trataron de impedir la gamberrada. Entonces aparecieron unos policías nacionales que salieron en defensa de los presuntos beodos, e informaron a los guindillas de la verdad: lo que estaba pasando se hacía por orden directa de la vicepresidenta del Gobierno, y si no se les había dado notificación era por razones superiores. Como desmontar una estatua ecuestre de bronce no es cosa que se haga en cinco minutos, dio tiempo a que, a pesar de la hora que era, se congregasen allí unos cuantos franquistas que debían de ser nostálgicos un poco raros, porque se pusieron a cantar el himno falangista con el brazo en alto, cuando Franco, como todos saben, nunca fue falangista. Se separó la estatua del pedestal, una grúa la bajó y la cargó en un camión de Fomento, y se la llevó a un almacén. Las televisiones tuvieron tiempo de dejar para la posteridad imágenes de la estatua, cubierta con una tela blanca, camino de su retiro definitivo. Así fue como Maleni protagonizó el momento histórico glorioso de terminar para siempre con el agravio de tener que ver la estatua cada día al llegar al ministerio. ¡Las mieles del poder! En lo alto del edificio de los Nuevos Ministerios, una ventana estaba iluminada. ¿La lucecita? No: Seguramente, Maleni disfrutando del espectáculo: qué gran victoria. No se confirma, sin embargo, el rumor de que en vista del éxito de esta operación relámpago, la estatua será colocada en otro lugar de Madrid, con el solo objeto de volverla a quitar, ya que no queda ninguna más. Pero como estos socialistas no escarmientan, algo se les ocurrirá para resucitar la guerra civil, pisotear un poco más el espíritu de la transición democrática y tratar de borrar el paso del franquismo por nuestra historia, como Stalin borró a Trotski de la fotografía de la Enciclopedia Soviética. Quién sabe: a lo mejor ponen en el pedestal huérfano la estatua de un dóberman. Forrest Gump es capaz de cualquier cosa.

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