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Alcánzame ese satélite

Dos astronautas de la Estación Espacial Internacional colocaron ayer a mano, por primera vez en la historia, un pequeño sistema experimental ruso de comunicaciones Una sonda intenta demostra

La maniobra duró unas cinco horas y no supuso ninguna complicación

Publicado por
Santi Garrido - redacción
León

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Ya ha llovido (polvo cósmico y netrinos, especialmente) desde 1984, año en el que se llevó a cabo el primer paseo espacial (sin sujección) por un astronauta desde el desaparecido Challenger . Fue un hito en la conquista cósmica, como otros que se han ido sucendiendo regularmente, alternando con los fracasos. Ayer se escribió una nueva página exitosa en esta carrera. Los dos astronautas de la Estación Espacial Internacional (la ISS, su acrónimo en inglés), el oficial científico y comandante de la Nasa Leroy Chiao (estadounidense) y el ingeniero de vuelo Salizhan Sharipov (ruso) salieron a dar otro paseo (el segundo que les ha tocado en los 165 días que llevan en órbita) y colocaron un pequeño satélite en el espacio. Nada original, de no ser porque Sahripov lo hizo a mano. Lo cogió, lo lanzó y el aparato se lanzó a dar vueltas por el mundo. Fue como un soplo de vida, pero sin aire. El protagonista de la historia, astronautas aparte, se llama TNS-0, aunque le han bautizado como Nanosputnik (en honor de la saga de los primeros satélites rusos lanzados desde el 57, en cuya lengua significa compañero de viaje). Mide unos 30 centímetros de diámetro y pesa (con la gravedad terrestre) cinco kilos, que se desplazarán a una altura próxima a los 400 kilómetros sobre la superficie terrestre. ¿Sirve para algo el instrumento? De momento (es experimental), para escribir una nueva página científica, pero también, durante los cien días que se le estiman de vida orbital, para el control y recepción de señales desde su pequeño transmisor, según informaba ayer la página web de la Nasa, que añadía que las primeras emisiones llegaron altas y claras dos horas después de su colocación. Este trabajo, a pesar de la gesta que supone, no presentó complicación alguna. Incluso se hizo antes de lo esperado, y eso que aprovecharon la excursión para instalar también cuatro antenas en el módulo ruso de la estación. Los astronautas salieron a las 8.25 (hora española) y regresaron antes de cinco horas a casa. Con el tiempo medido entre el desayuno y la comida. El de la ingesta no es un dato ocioso: se trata de la misma tripulación de cosmonautas que, allá por el mes de octubre, tuvo que racionar los alimentos y hasta se diseñó un plan de evacuación ante el riesgo de que la nave de transporte no llegase en las fechas convenidas. Afortunadamente, llegó, al igual que ya han llegado (por poner un ejemplo) tres turistas espaciales hasta un inmenso ingenio que crece lentamente, y que empezó a calibrarse bien hace unos cinco años. Una mole galáctica que, a veces, puede verse como una pequeña estrella, a simple vista, desde tierra, y a la que hace ya mucho (febrero del 2003) que no viaja ningún transbordador americano, demora que se romperá antes de junio.