Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

La economía municipal y espesa

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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ACUDIMOS A LA OFICINA en la cual elabora sus normas nuestra ínclita colaboradora y nos enteramos de que según los partes de la estadística municipal, para el ejercicio que se anuncia, nos gastaremos en palas, picos y azadones, como el Gran Capitán en sus cuentas de guerra, no menos de 170 millones, salvo error u omisión. Nos parece mucho dinero para tan escasa demostración de eficacia, dado de que las economías particulares pasan por el duro trance de tener que atender a tasas, contribuciones y atención a proveedores sin que sus emolumentos o salarios consigan un aumento que sea superior al 2,5%. El concejal encargado de la Hacienda municipal sin duda se ve obligado a realizar ejercicios durísimos de equilibrio por cuanto, al cabo de cada ejercicio, el déficit adquiere mayor volumen. El Ayuntamiento de León y es posible que también la Excelentísima de la Acera Botines tiene, mantiene y engorda deudas aterradoras que, en algunos ejercicios, resulta insoportable. Y el buen ministro municipal de Hacienda se justifica o lo pretende, cargando el tanto y el cuanto de culpa sobre los hombros del vecino en primer lugar y después en la torpe gestión llevada a cabo por la corporación que les antecedió en el uso municipal, hasta el punto de que, según la anotación en su cuaderno de bitácora, deja anotado el encargado del duro menester de vigilar las cuentas. Para cubrir la obligación de abonar sus jornalillos al personal, el municipio en su última creación se ha visto sorprendido con un aumento sobre la cuota anterior de cinco millones, lo que da lugar a suponer que el personal se come el cuarenta por ciento de los millones previstos para acomodo de la ciudadanía. Y así hasta que revientan los caballos, sin que hasta ahora y en la hora de nuestros desajustes se haya encontrado un sistema, un procedimiento, una ley tayloriana, mediante la cual pudieran rebajarse los presupuestos y los impuestos. Porque -se pregunta irónica nuestra valiosa colaboradora- ¿por qué no se intenta rebajar los sueldos, dietas y 3% si existiera?. Y añade ya cerrando la puerta: ¿Acaso se pretende ampliar el capítulo de personal a dedo o por clara y serena oposición, hasta acoger en el generoso seno municipal a todos los obreros en paro que se produzcan?. ¿Por qué regla de tres -prosigue incansable nuestra colaboradora- no imitamos el eficaz procedimiento economicista de uso doméstico? Nuestras mujeres, nuestras madres, nuestras hermanas dedicadas al cuidado del abuelo, disponen de unos medios que ni remotamente, ni en sueños, se aproximan a lo que ganan por ejemplo tales o cuales concejales navegantes y sin embargo dan de comer a sus hijos, visten al niño desnudo y cumplen honradamente su función administrativa, sin provocar déficits, sin tener que cortarnos la ración de pan y agua? Algo falla en el dispositivo municipal que no nos salen las cuentas. A pesar de que 170 millones de euros, son muchos millones. Y es que en cosa de dineros -termina mi buena animadora, me atengo a lo que dejó escrito Moravia para consuelo de caminantes: La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres, para defender, en bien del país, a los unos de los otros.

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