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La intervención se hizo poco después de otra dramática aparición pública del Pontífice

Los médicos colocan una sonda al Papa para que pueda alimentarse

Recibirá la comida a través de un tubo conectado a la nariz ante sus dificultades de deglución Un paso p

El Papa volvió a ofrecer nuevos gestos de impotencia por no poder hablar en público

Publicado por
María Signo - roma | corresponsal
León

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El Papa ofreció ayer un nuevo episodio de sufrimiento e impotencia. Por la mañana salió a la ventana del Vaticano a saludar a los fieles. Pero lejos de acallar los rumores sobre el agravamiento de su estado de salud, hizo todo lo contrario. La suya fue la imagen del sufrimiento. Nada más concluir su dramática intervención, en la que tampoco pudo hablar, los médicos le tuvieron que colocar, en las propias dependencias de la Santa Sede, una sonda nasogástrica, un tubo conectado a las fosas nasales para que pueda ser alimentado y pueda recuperar fuerzas. El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, tuvo que admitir que Juan Pablo II continúa su «lenta y progresiva convalecencia». Rumores en torno a su salud La introducción de la sonda se realizó en los propios aposentos vaticanos, con lo que se desmienten los rumores que apuntaban a que el Pontífice había sido hospitalizado para instalarle una sonda externa directa del abdomen al estómago, llamada Peg (gastrostomía por endoscopia). Pero algunos expertos médicos opinan que la sonda nasogástrica, que se le puso por las dificultades de deglución del Papa a causa de su avanzado Párkinson, es un paso previo a la Peg. Los médicos se han dividido sobre el tipo de intervención que era necesario practicar: el equipo del Policlínico Gemelli era partidario de realizar la Peg. Como esto obligaba a una nueva hospitalización de Juan Pablo II, su médico personal, Renato Buzzoneti, prefirió la sonda nasogástrica con la esperanza de que recupere fuerzas y empiece a alimentarse normalmente. Esto es lo que habría convencido al Papa para seguir la sugerencia de su galeno, a pesar de los riesgos de ulceración que comporta. No se descarta que la Peg pueda ser practicada más tarde. Antes de la intervención, el Papa desoyó los consejos médicos para salir a la ventana a saludar a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Fuerono cinco minutos en los que las dificultades del Papa se hicieron evidentes. Saludó con la mano, pero no fue capaz de hablar. Su mensaje fue leído por un colaborador y cuando le acercaron el micrófono, de sus labios solo salió un sonido ronco, fruto de la impotencia. El empeoramiento de la salud del Papa coincidió ayer con nuevas revelaciones sobre el atentado de 1981. Según documentos que Alemania ha entregado a Bulgaria, sería el KGB quien habría ordenado el atentado en colaboración con los servicios secretos búlgaros y alemanes.