La vida marcada por un accidente de tráfico

Ojito derecho de su padre y su hermano, Estefanía ha tenido una vida llena de privilegios pero públicamente desgraciada. Cuarenta años, dos maridos, tres hijos y treinta amantes son las cifras de su agitado currículo. La pequeña de la familia Grimaldi vivió una infancia feliz con el deporte como prioridad (era una nadadora excelente, como refleja su físico) pero su adolescencia fue algo más compleja y cuando a los 17 años sufrió con su madre un accidente de coche que le costó la vida a Grace -algo de lo que Estefanía siempre se ha sentido culpable- la vida se le quebró. Comenzó una carrera amorosa que inauguró Urbano Diario Sforza, hijo del duque Alberto Diario Sforza y la princesa Mirtha Barberini; le siguieron en el dormitorio de la princesa Felipe de Bélgica, Ted Kennedy (hijo del senador Edward), Paul Belmondo Jr, Rob Lowe, Anthony Delon... Pero de los jóvenes de la jet set pasó Estefanía a un entorno más cercano: sus guardaespaldas. Con uno, Daniel Ducret, tuvo dos hijos -Luis y Paulina- y a pesar de la oposición familiar se casaron en 1995, un año antes de que medio mundo viese unas fotos de Ducret achuchándose en una piscina con una bailarina de estriptís. Ella superó el trago entre otros brazos y dos años después nacía Camila, hija de otro guardaespaldas, Raymond Gottlieb. De ahí dio el salto al circo y durante unos años convivió con Franco Knie, domador, y finalmente se casó con Adam López Peres, un trapecista que, divorciado hace un año, participó en la última edición de Gran Hermano Vip. Entre unos y otros amoríos, Estefanía intentó hacer algo con su vida y coqueteó, sin mucha fortuna, con el diseño (Christian Dior) la canción (Huracán) y el mundo del perfume. En los últimos meses se la vio más centrada en atender a su padre, al que literalmente adoraba -«es el único hombre que no me ha traicionado», dijo reveladora- y desde que ingresó en el hospital apenas se movió de su lado.