«El Vaticano es maravilloso, sólo me pregunto qué sucede tras esas puertas cerradas», inquieren
Víctimas de pederastia protestan en la misa que oficia el arzobispo de Boston
Acusan a Bernard Law de «cómplice» de los curas que cometieron abusos
La sombra de los delitos de pederastia cometidos por cientos de sacerdotes americanos acompañará para siempre a Bernard Law. El arzobispo dimisionario de Boston, nombrado por Juan Pablo II arcipreste de la iglesia de Santa María la Mayor, se encargó ayer de oficiar la misa del novenario por la muerte de Wojtyla, pero antes tuvo que escuchar los lamentos de dos norteamericanas que se plantaron en el Vaticano para denunciar lo que consideran un hecho «indignante». Bárbara Blaine y Bárbara Dorris representan a 5.600 víctimas de abusos cometidos por el clero estadounidense, que se han agrupado en una asociación denominada SNAP y que ayer quisieron estar presentes en Roma para dejar claro a la Iglesia que no están de acuerdo con el papel preminente que sigue desempeñando Law. «Hay mucha gente que todavía no se ha repuesto ni se repondrá nunca de lo que vivió», declaró Blaine, superviviente ella misma de los abusos a los que fue sometida por un cura cuando tenía 12 años. «Bernard Law es el mayor cómplice en los traslados a otras diócesis de los curas pederastas», añadió esta mujer, escoltada por su compañera Bárbara Dorris, víctima de otro sacerdote que la vejó cuando apenas tenía 6 años. «Hay miles de víctimas que se habrían salvado si él hubiese actuado correctamente». El escándalo que hace tres años provocó una crisis sin precedentes en la Iglesia católica americana tuvo como protagonista principal a Bernard Law. Sólo en su archidiócesis se contabilizaron 250 casos de supuestos abusos sexuales. «Sigo siendo católica, aunque he perdido la fe en la jerarquía» BÁRBARA DORRIS Víctima de abusos sexuales