Diario de León

Un español custodia el archivo de evangelización

Luis Miguel Cuña llegó hace nueve años a Roma y fue ordenado por el Papa. Hoy guarda uno de los tesoros de la Iglesia, compuesto por 12 millones de documentos

Luis Miguel Cuña custodia el archivo desde 1996

Luis Miguel Cuña custodia el archivo desde 1996

Publicado por
Fernanda Tabarés - enviada especial | roma
León

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Nueve de la mañana. Territorio vaticano. Luis Manuel Cuña abre las puertas del archivo de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. «La memoria viva de la misión» está ubicada en el Gianocolo, una colina que se eleva a escasos metros de San Pedro, en una de las muchas áreas extraterritoriales de las que dispone la Iglesia en Roma. El padre Luis Manuel es español y desde 1996 custodia y organiza los doce millones de documentos en los que se apretuja la historia de la cristianización en los territorios de África, Asia, la Europa protestante y del Este y el norte de América. Un descomunal patrimonio en constante renovación. «Estamos huérfanos de padre» Las oficinas fueron inauguradas hace tres años para descongestionar la sede original, en la popular Plaza de España. Once mil diócesis, un tercio del episcopado mundial, tienen una dependencia burocrática de esta congregación. Luis Manuel Cuña es un ourensano socarrón que físicamente recuerda al actor Javier Cámara. Llegó a Roma hace casi una década, lo que explica su acento bailarín y la soltura con la que se maneja en el ambiente vaticano. Estudió en el seminario de Ourense, se licenció, ya en Roma, en archivística e Historia de la Iglesia y fue ordenado sacerdote por el Papa en 1992. En Roma, declara, e vive igual que en otras ciudades. En realidad, el archivo ocupa sólo una parte de mi vida. Resido en un barrio marginal en donde la labor pastoral es fundamental. Como el resto los católicos que orbitan en torno a este enrevesado sistema administrativo que es el Vaticano, Luis Manuel Cuña vive con extrañeza el período de sede vacante. «Es una época rara -constata-. Estamos huérfanos de padre». Esta mañana, el religioso tiene que enseñar el archivo a sus alumnos, un heterogéneo grupo de asiáticos, africanos, indios y algún occidental a los que da clases en la Universidad Pontificia Urbaniana, en la que él mismo estudió. Por sus manos pasan valiosísimos documentos estampados en todos los soportes imaginables, pergaminos de hace varios siglos, papel de arroz, de seda roja... La clase se convierte en un repaso instantáneo por todas las lenguas del orbe, desde el árabe al tibetano, el cocto, el caldeo o el chino. Se comunica con sus alumnos en un italiano relajado, en el que, de pronto, incrusta una mención a sus orígenes. La cara de sus alumnos denuncia que están tratando de ubicar una referencia espacial que aquí se identifica con Polonia. Su clase, es un apasionante repaso por la historia. Historia entre la que se encuentra la congoleña Kimpa Vita en la que se reencarnó San Antonio: entre los documentos que custodia Luis Manuel Cuña figura uno con la única imagen que existe de ella. Esta congoleña que vivió en torno a 1700 se consideraba la reencarnación de San Antonio. Provocó una guerra civil y un cisma.

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