Venganza
AL PP le duele lo evidente: que en Irak no había armas de destrucción masiva. Eso lo intuyeron los españoles que se manifestaron masivamente contra la participación de España en la guerra de Estados Unidos contra Irak, un apoyo que el PP pago en las urnas. Que en Irak no había armas de destrucción masiva lo ha reconocido hasta la CIA, y por más que el presidente norteamericano George Bush se haya encogido de hombros, lo cierto es que no ha podido rechistar. Desencadenó una guerra con una excusa falsa, y eso supone una responsabilidad, pero sus compatriotas no se lo exigen de manera que menos podemos hacerlo los ciudadanos de este lado del Atlántico. Lo cierto es que el PSOE ha querido meterle el dedo en el ojo al PP presentando una iniciativa para que el Congreso declare probado lo evidente que «más allá de toda duda razonable Irak no poseía ni estaba en condiciones de poseer armas de destrucción masiva». Esto, que ha reconocido la CIA y asumido Bush, el PP ni lo quiere reconocer ni mucho menos asumir de manera que ha respondido con la técnica del calamar presentando a su vez otra iniciativa parlamentaria para que el Congreso declare probado que existió el GAL y que hubo una mala utilización de los fondos reservados por parte de los gobiernos socialistas. El PP quiere demostrar que ellos se pueden equivocar pero que sus equivocaciones son angelicales al lado de las de los socialistas, y así vuelven a incidir en la política del «y tú más». O sea que si ellos, los populares, apoyaron una guerra cuando no había ni una sola prueba de que allí hubiera armas de destrucción masiva, bueno pues peor lo de los socialistas por el caso Gal. Todo menos reconocer lo obvio: que se equivocaron en Irak. Me parece a mi que mientras los populares no asuman sus errores, y pidan perdón por ello, no recuperarán credibilidad ante esos miles de electores que son los que deciden con su voto de que lado inclinan la balanza. Equivocarse es sólo eso, equivocarse, no hay que presumir que haya mala fe, pero fue una equivocación al fin y al cabo la apuesta que José Mª Aznar hizo por la política belicista de su amigo ush. Pero al ex presidente le sobran unas cuantas dosis de soberbia como para reconocer sus errores, y al PP le ciega el peso de la realidad.